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El cambio era necesario

El nuevo rompecabezas diplomático permite separar la guerra civil en Siria de la lucha contra el EI. La ONU debe demostrar, antes de un mes, que está en capacidad de supervisar un alto al fuego, sucesivo a los primeros intentos de diálogo. Esa es la dificultad menor. El gran reto es que en medio del desescalamiento estarán las facciones yihadistas prestas a torpedear todo intento de paz.

21 de diciembre de 2015 Por:

El nuevo rompecabezas diplomático permite separar la guerra civil en Siria de la lucha contra el EI. La ONU debe demostrar, antes de un mes, que está en capacidad de supervisar un alto al fuego, sucesivo a los primeros intentos de diálogo. Esa es la dificultad menor. El gran reto es que en medio del desescalamiento estarán las facciones yihadistas prestas a torpedear todo intento de paz.

Después de cinco años de guerra civil en Siria y dieciocho meses de la proclamación por el Estado Islámico de su califato terrorista, las potencias mundiales parecen entender al fin que se necesita la unión para sofocar el incendio de Oriente Medio. Y para detener el terrorismo disfrazado de principios religiosos.Aún es pronto para considerar que la alianza promulgada por las grandes potencias en el Consejo de Seguridad de la ONU garantice el éxito del plan de ruta fijado hace pocos meses en Viena para frenar el desangre y cerrar las oportunidades al EI. Lo que no se puede negar es que tal acuerdo, reflejado en la resolución del Consejo, trae consigo otra posibilidad más cierta para afrontar el problema.Por ahora, queda claro que la bomba contra el avión ruso y los atentados en París han generado una dinámica capaz de buscar soluciones conjuntas. Como se recordará, a la mañana siguiente del viernes 13 de noviembre en la capital francesa, Estados Unidos y Rusia coincidieron en Austria sobre la necesidad de facilitar una salida negociada entre el dictador Bashar al-Asad y los sectores de la oposición ajenos al yihadismo que intentan derrocarlo. Entonces se habló de realizar elecciones antes de 18 meses. Pocos creyeron que ese plazo siquiera fuera factible. No sin razón. Aparte de Rusia e Irán, la consigna general era sacar a al-Asad del poder como prioridad. Incluso, algunos países que asistieron a la cumbre se negaron a avanzar si no se acordaba tal condición. Pero una vez Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, aceptaron estimular un diálogo entre las partes de la guerra siria, sumado a intentos por buscar un cese al fuego, comenzó el actual proceso. Ese mismo, que ahora arroja las primeras luces para salir de una larga noche de muerte, violación de los derechos humanos, desplazamiento y terrorismo, la tormenta perfecta para la fanática locura del EI.El nuevo rompecabezas diplomático permite separar la guerra civil en Siria de la lucha contra el EI. La ONU debe demostrar, antes de un mes, que está en capacidad de supervisar un alto al fuego, sucesivo a los primeros intentos de diálogo. Esa es la dificultad menor. El gran reto es que en medio del desescalamiento estarán las facciones yihadistas prestas a torpedear todo intento de paz. Ahora bien, si tras año y medio las cosas mejoran, habrá elecciones en Siria. Ayer, toda una utopía. Hoy, apenas una ilusión. Porque, más allá de este avance, Siria sigue estando lejos de alcanzar una estabilidad cierta mientras Bashar al-Asad siga en el poder. Su nombre no aparece en los términos de este acuerdo de voluntades, pero también está claro que en algún momento esta inesperada coalición deberá tomar alguna determinación sobre su futuro, incluido su retiro. Entonces se verá si tanta dicha junta, como la de poner de acuerdo a las potencias, es cierta. Y si, a la vez, el futuro incluye a Siria en sus cuentas, porque hoy esa nación no pasa de ser un estado fallido y, lo poco que queda de él, en disolución.

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