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El cambio en México

México inicia una nueva etapa basada en la esperanza de cambio y de la mano de un personaje polémico, conocido por su rebeldía contra el establecimiento, por su tenacidad a toda prueba y por sus actitudes a veces autoritarias.

2 de diciembre de 2018 Por: Editorial .

Anunciando la llegada de una cuarta república, Andrés López Obrador tomó posesión de la presidencia de los Estados Unidos Mexicanos. Luego de triunfar en su tercer intento por llegar a ese máximo cargo, el discutido y combativo líder de la izquierda tendrá seis años para cambiar los destinos de un país afectado por la violencia, el narcotráfico, la corrupción y la pérdida de credibilidad en las instituciones de su enorme y rica Nación.

Con diferencias propias de cada país, el amplio triunfo de López Obrador fue la repetición de lo que ha ocurrido en América, donde los fracasos y las amenazas de la inmoralidad, así como la tolerancia de la política tradicional a las conductas que atentan contra la democracia y su resistencia al cambio, se han convertido en motores de inconformidad y pesimismo. Sucedió en Venezuela, en Brasil, en Argentina, en Ecuador, donde la indignación ciudadana y la saturación por los comportamientos que no atienden la voluntad ciudadana terminaron por cambiar en forma dramática la dirección del Estado.

Además de cien promesas, el discurso de López Obrador se concentró en la lucha contra la corrupción y la impunidad, aunque volvió a enfatizar su intención de no mirar atrás, como si le dijera a su antecesor que no investigaría las denuncias de hechos cometidos en sus seis años de mandato, los más polémicos y cuestionados en la historia de México. Y enfiló sus baterías contra el neoliberalismo como si quisiera enfatizar que no ha perdido su origen izquierdista, el que lo llevó a invitar personajes de dudosa reputación como el dictador Nicolás Maduro o a los jefes de las Farc.

Es claro que el populismo tendrá gran protagonismo. Además de informar que realizaría un referendo a mitad de su mandato para preguntar a los mexicanos si quieren que se quede o se vaya de la presidencia, López anunció la creación de una zona franca a lo largo de la frontera con los Estados Unidos que tendrá veinticinco kilómetros de ancho, y en la cual se rebajará el IVA, se pagarán los mejores salarios y se estimulará la llegada de empresas que quieran involucrarse en su intento. Es su respuesta al muro y la militarización de la frontera que Donald Trump impulsa.

Y propuso la creación de una guardia nacional nutrida por miembros del Ejército, la Armada y la Aviación para combatir la violencia. Es su primera respuesta al narcotráfico que, no hay duda, está en el centro de los fenómenos de corrupción y criminalidad de México. Además, y como lo hizo cuando fue Alcalde, anunció que hará todos los días una rueda de prensa para informar sobre los avances de su gobierno.

Así, México inicia una nueva etapa basada en la esperanza de cambio y de la mano de un personaje polémico, conocido por su rebeldía contra el establecimiento, por su tenacidad a toda prueba y por sus actitudes a veces autoritarias. Queda esperar que el suyo no sea un régimen que se apoya en la división de la sociedad como lo han hecho aquellos que se respaldan en el discurso socialista para desconocer las libertades de los ciudadanos.

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