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El cambio en España

Un terremoto político es lo que vive España, luego de que prosperara la moción de censura contra el líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, y asumiera como nuevo presidente Pedro Sánchez, secretario general del Partido Socialista Obrero Español, Psoe.

3 de junio de 2018 Por: Editorial .

Un terremoto político es lo que vive España, luego de que prosperara la moción de censura contra el líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, y asumiera como nuevo presidente Pedro Sánchez, secretario general del Partido Socialista Obrero Español, Psoe. La caída de Rajoy se produjo al confirmarse que su continuidad era insostenible por la corrupción de su partido.

Lo último fue el caso Gürtel, entramado de corrupción a gran escala en el que una red de empresas conseguían contratos de todo de tipo de administraciones gobernadas por el PP en toda España. El producto de los sobornos llegó hasta financiar campañas y otras gestiones del Partido.

Aunque hasta el momento la justicia española no ha encontrado una relación con Rajoy, para el hoy exjefe de gobierno era imposible mantenerse en el poder. No hay duda de que Rajoy prefirió someterse a la moción de censura que dimitir, porque lo segundo supondría aceptar su responsabilidad personal en la podredumbre que consume al PP.

La llegada del líder socialista Pedro Sánchez al gobierno está lejos de traer la estabilidad institucional que requiere España en estos momentos. Rajoy se marcha en medio de una situación muy compleja pues se ganó su espacio en franca lid, mientras que Sánchez fue derrotado en las pasadas elecciones.

El cuestionado jefe del Psoe está en el peor de los mundos porque aunque ha logrado su propósito de instalarse en La Moncloa, tiene un magro apoyo en el legislativo, que solo de forma excepcional logró sumar una mayoría absoluta para alcanzar su investidura. Esto lo pone en una encrucijada porque le corresponderá gobernar un país con retos políticos, económicos, sociales y territoriales de alta complejidad, con un apoyo mínimo que fácilmente puede conducir a una inestabilidad.

La caída de Rajoy también es el final de aquella democracia bipartidista que le dio a España décadas de estabilidad. Y demuestra cuán frágiles son los gobiernos que se construyen con los apoyos de minorías, que se deshacen cuando se ve la oportunidad de ganar más espacios, más prebendas y más poder en medio de la debilidad del partido gobernante.

Sánchez deberá convocar a elecciones si quiere legitimar a su gobierno. Un triunfo real en las urnas le permitirá distanciarse de los pequeños partidos independentistas y radicales que le pasarán cuenta de cobro en las próximas semanas.

Aunque el más débil de todos, Sánchez será el séptimo presidente de la democracia española y carecerá de voto en el congreso al no ser diputado. El líder socialista recuperó el liderazgo del Psoe, cuando muchos daban por acabado a este partido. La gran paradoja es que llega ahora a presidir el gobierno sin haber ganado las elecciones, sin ser diputado y con un exiguo apoyo de 84 escaños.

Gobernar con un apoyo minoritario no es fácil y Rajoy puede dar testimonio. Ahora España vive la inestabilidad política en momentos en que su economía se recupera. El problema de Cataluña, el desempleo, la seguridad en Europa, son desafíos que requerirán cabeza fría. La tarea de Sánchez será mantener la confianza de los españoles en sus instituciones.

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