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El cambio en Arabia Saudita

Una revolución es lo que enfrenta hoy Arabia Saudita, uno de los países más ricos del mundo, por cuenta de las reformas que encabeza el heredero del trono, Mohamed Bin Salman.

19 de noviembre de 2017 Por: Editorial .

Una revolución es lo que enfrenta hoy Arabia Saudita, uno de los países más ricos del mundo, por cuenta de las reformas que encabeza el heredero del trono, Mohamed Bin Salman. El reino nunca había tenido un ministro de Defensa tan joven y que cuenta con tanto respaldo de la población, en especial los menores de 25 años.

El cambio se ha convertido en la palabra de moda en Arabia Saudita. Primero fue la detención de 200 personas, incluidos príncipes y ministros, acusados de malversar 86.000 millones de euros. Entre los detenidos se encuentran once de los hombres más poderosos y ricos del reino, una operación dirigida a afianzar la posición de Bin Salman y mandar un mensaje a sus opositores. Él es el favorito del rey, pero para sucederlo necesita debilitar los rivales que puedan obstaculizar su intención de comenzar una nueva era.

Este hecho se suma a las acciones que en el reino son progresistas. Tanto Bin Salman como el Ministro de Relaciones Exteriores han hecho un llamado a adoptar un Islam más moderado, inclusivo y tolerante, mensaje que ha calado en una población joven más sintonizada con las redes sociales y que reclama más pasos en ese sentido. El anuncio de que por fin se permitirá que las mujeres conduzcan automóviles, sumado a la desaparición en las calles de los miembros de la siniestra comisión para la prevención del vicio y la promoción de la virtud, han sido saludadas por una población ávida de libertades.

Estos cambios en lo interno han sido también seguidos de acciones en el plano internacional. El príncipe heredero ha decidió profundizar el distanciamiento con Irán, tal como lo hizo cuando ordenó bloquear a Qatar. Arabia Saudita acusa a este país de financiar grupos terroristas en Siria y Libia y que sus líderes religiosos fomentan el odio y justifican los atentados en el mundo occidental, todo esto con la mirada complaciente de Teherán.

También lidera la coalición de países árabes suníes que interviene en el conflicto de Yemen desde el 2015 y apoya al presidente enemigo de los insurgentes, quienes son apoyados por el régimen de los ayatolas de Irán. La larga confrontación entre sunitas y chiítas y el poder que cada uno busca en el mundo musulmán aparece como trasfondo de una guerra que no parece tener fin próximo.

El príncipe Bin Salman cuenta con el respaldo de la mayoría de la población y el apoyo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, empeñado en horadar la influencia iraní en la región y enfrentar su poder. Sin embargo, surgen algunas inquietudes. ¿Contará con el poder suficiente para romper las fuertes estructuras religiosas y así poder construir un reino más progresista? ¿Logrará diversificar la economía del país para que dependa cada vez menos del petróleo? ¿Hasta dónde llegará el pulso que sostiene con Irán?

Lo que se hace evidente es que hay un cambio en el país más rico y más desigual del mundo árabe. Del acertado manejo que haga el príncipe de la política interna, dependerá mucho el interés del príncipe heredero por consolidar a su país como la gran potencia islámica de la región.

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