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El calvario de la OMS

Una asistencia virtual, símbolo de la pandemia que recorre al mundo y de los temores que se riegan en la humanidad, fue el escenario de la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud. Y de fondo estuvo la pugnacidad de sus más importantes miembros, así como el intento por buscar un culpable en el cual descargar la responsabilidad por lo que ha ocurrido con el Covid-19

19 de mayo de 2020 Por: Editorial .

Una asistencia virtual, símbolo de la pandemia que recorre al mundo y de los temores que se riegan en la humanidad, fue el escenario de la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud. Y de fondo estuvo la pugnacidad de sus más importantes miembros, así como el intento por buscar un culpable en el cual descargar la responsabilidad por lo que ha ocurrido con el Covid-19.

Como casi todas las organizaciones internacionales del mundo moderno, la OMS nació en 1948 como un esfuerzo para dar respuestas globales a los fenómenos que con frecuencia golpean a la especie humana y ponen en riesgo la vida y la salud. Su razón de ser, además de encontrar soluciones conjuntas, está en evitar las razones por las cuales esos fenómenos se convierten en motivo de enfrentamientos o medidas aislacionistas que amenazan la concordia mundial.

Setenta y dos años después, su Asamblea General es epicentro de la confrontación creciente entre los gobiernos de China y de los Estados Unidos. El primero se opone a recibir en la Organización a Taiwán, el primer país que alertó sobre el coronavirus y en tomar medidas que lo llevaron a ser el de mejores resultados en el combate al mortal enemigo. Además, su Gobierno hace valer su peso para demorar hasta cuando considere necesario la investigación sobre lo ocurrido en el enorme país asiático, la aparición del virus, la forma en que se propagó y la responsabilidad que les cabe a sus autoridades.

Al otro lado está el gobierno estadounidense, el terrible efecto que ha producido el Covid-19 en su nación y las consecuencias que puede tener en el intento por reelegirse de Donald Trump. Casi cien mil muertos y más de un millón y medio de personas infectadas, de lejos el peor resultado en todo el orbe, indican que algo estuvo mal dirigido en los Estados Unidos, por lo cual, Trump hace esfuerzos por inculpar a China y a la OMS como responsables directos de la pandemia.

En medio de esa pugna, la organización presidida por el etíope Tedros Adhanom atraviesa una tormenta, pues el presidente de su mayor aportante amenaza con quitarle su soporte, alegando que tanto la OMS como su líder están a favor de China. Para tratar de aminorar la contienda, delegados de los países europeos han propuesto una comisión que investigue los procederes de la que debía ser el epicentro de la ciencia puesta al servicio de la salud de la humanidad sin distingo alguno.

Días antes de la Asamblea, el Secretario General de Naciones Unidas trató de tranquilizar las cosas. “Una vez hayamos pasado la epidemia, debe haber un momento para mirar hacia atrás y comprender cómo surgió esta enfermedad y cómo propagó su devastación tan rápidamente en todo el mundo, y cómo todos los involucrados reaccionaron a la crisis. Pero ahora no es ese momento”.

De esta manera, la OMS deja de ser la solución que esperaban sus fundadores en 1948 y se convierte en otro elemento más de la política internacional. Y además, en factor de las elecciones en los Estados Unidos, al acusarla de ser la culpable de las muertes causadas por el errático manejo de una crisis para la cual nadie estaba preparado.

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