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El año del MÍO

"Ya no hay tiempo para más plazos, el Sistema de Transporte Masivo tiene que ponerse a funcionar por completo para que los operadores no trabajen a pérdida, se logre el equilibrio económico de la operación y, sobre todo, para que sea un sistema óptimo que beneficie a los caleños que lo utilizan".

12 de enero de 2014 Por:

"Ya no hay tiempo para más plazos, el Sistema de Transporte Masivo tiene que ponerse a funcionar por completo para que los operadores no trabajen a pérdida, se logre el equilibrio económico de la operación y, sobre todo, para que sea un sistema óptimo que beneficie a los caleños que lo utilizan".

El tiempo se agotó para más aplazamientos: luego de años de esfuerzo, el MÍO debe ser la realidad que toda la ciudad espera. Por eso, este año, o mejor este semestre, debe producirse el final de la discusión y el despegue definitivo del proyecto más ambicioso de todos los que se desarrollan en materia de transporte público en Colombia.Luego de discusiones y polémicas en las cuales se acusó a la Administración Municipal por no haber retirado los buses y busetas desde el 2 de enero pasado, ya se conoce la verdad de lo ocurrido. Y lo más importante, se tiene un cronograma establecido y el compromiso de todos los actores, Metrocali, la Alcaldía, los operadores del MÍO, los propietarios de los buses a chatarrizar y el Gobierno Nacional, para dar los últimos pasos que se requieren para tener en pleno funcionamiento el Sistema de Transporte Masivo para la ciudad. Ya están en una fiducia los $90.000 millones que se comprometieron para destrabar la compra de los 1379 vehículos del viejo sistema de transporte que aún ruedan por la ciudad. Ahora hay que cumplir con lo que se ha prometido para que al fin se ponga al 100% el funcionamiento del MÍO, empezando por la entrega de la documentación necesaria para crear el fondo con el cual se comprarán los buses y busetas.La discusión entre los operadores y los transportadores tradicionales tiene que acabar. Por un lado el valor que se debe pagar no depende de lo que crean los dueños que vale su vehículo, si no del avalúo que se haga de ellos. Y por el otro, lo operadores tienen que comprometerse y cumplirles a los transportadores. Todo lo cual implica que se llegue a definir un precio justo y adecuado a las realidades de unos y otros.Determinados esos puntos ya no debe haber razones para impedir que los operadores adquieran y pongan en funcionamiento la totalidad de la flota de 850 buses que constituye el parque automotor del MÍO. Lo cual debe significar que se supere el estancamiento en el número de usuarios, llegando y superando el punto de equilibrio. Ese es el gran desafío que realmente se convertirá en la fase de no retorno.Ya no hay tiempo para más plazos, el Sistema de Transporte Masivo tiene que ponerse a funcionar por completo para que los operadores no trabajen a pérdida, se logre el equilibrio económico de la operación y, sobre todo, para que sea un sistema óptimo que beneficie a los caleños que lo utilizan. Lo cual implica crear confianza entre las entidades públicas y los operadores privados, algo que ha faltado por razones que están a la vista, como la demora en que se ha incurrido. Así, la chatarrización no puede ser más un obstáculo, ni lo puede ser el paralelismo que se dice es apoyado por algunos socios de los operadores. Ahora hay que poner manos a la obra para satisfacer a los usuarios que también han mostrado inconformidades. Así mismo, hay que llegar a todos los rincones de la ciudad y educar e informar con claridad sobre la manera en que operará el sistema. Como dice el alcalde Rodrigo Guerrero, “este año el MÍO funciona bien o fracasa”. Los caleños debemos escoger lo primero.

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