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El año del Bicentenario

Es el momento para afianzarnos como Nación libre y soberana, respetuosa de la democracia y conocedora de su potencial para producir el bienestar de sus cincuenta millones de habitantes.

13 de enero de 2019 Por: Editorial .

El próximo siete de agosto se cumplirán doscientos años de la Batalla de Boyacá, donde el ejército libertador aseguró la independencia de nuestro país y el nacimiento de lo que es la República de Colombia. Dos siglos después, la conmemoración debe servir para ratificar nuestro compromiso con la libertad y la democracia, y para consolidar el sentimiento de nacionalidad y patriotismo que debe permanecer en el alma de cada colombiano.

Durante ese largo tiempo el país ha pasado por grandes desafíos, el más importante de los cuales es la construcción de una sola Nación, surgida de la unión de culturas, razas y de una geografía tan disímil y extensa como apasionante y rica en matices. Desde formar parte de la Gran Colombia, el sueño del Libertador Simón Bolívar, que unía a nuestro país con Ecuador y Venezuela, hasta la configuración de un Estado Social de Derecho que rige en los 1.142.000 kilómetros cuadrados de nuestro territorio, lo que debe ser considerado como un gran triunfo de la voluntad nacional.

Sin duda, en su formación han ocurrido hechos difíciles, existen aún muchas diferencias e inequidades, la violencia ha tenido gran protagonismo y subsisten grandes problemas, producidas en muchos casos por las dificultades del Estado para cubrir las necesidades y la protección de todos los colombianos. Pero no es menos cierto que esa voluntad ha permitido la consolidación de una patria unida por valores y principios, el más importante de ellos es el respeto por la libertad para impulsar la generación de riqueza y para formar una unión que respeta la diversidad y es capaz de construir propósitos comunes.

Todo ello ha sido acompañado de la creación y consolidación de instituciones públicas con las cuales se ha podido alcanzar una manera de resolver las diferencias y de hacer los cambios que se requieren para asegurar la libertad y el orden, lemas de nuestro escudo nacional. Con un Ejército que nació en la Batalla de Boyacá y hoy constituye pilar fundamental de nuestra tranquilidad y estabilidad, los colombianos hacemos todos los esfuerzos para superar las enormes dificultades que supone construir en la diversidad.

Esto y mucho más, como el papel que ha desempeñado la cultura en la unión nacional, es lo que Colombia debe celebrar en este año. Es el momento para afianzarnos como Nación libre y soberana, respetuosa de la democracia y conocedora de su potencial para producir el bienestar de sus cincuenta millones de habitantes. De un país conformado por mil ciento un municipios, un distrito capital y treinta y dos departamentos que empiezan en el archipiélago de San Andrés y Providencia y terminan en Nariño, el Putumayo y el Amazonas, donde las razas, la diversidad ecológica y las expresiones de sus pueblos se funden en un solo propósito.

Es la voluntad de tener una sola Colombia, surgida de la gesta libertadora que culminó el siete de agosto de mil ochocientos diecinueve. Es el deber de celebrar doscientos años de existencia como República y de exaltar los valores que nos reconocen como Nación comprometida en construir un futuro mejor y capaz de superar las dificultades.

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