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El aire contaminado

"El daño a la capa de ozono y el calentamiento global son las repercusiones más dramáticas que tienen los gases de efecto invernadero. Pero tan grave como eso es el perjuicio que las emanaciones contaminantes producen en la salud de la humanidad".

24 de octubre de 2015 Por:

"El daño a la capa de ozono y el calentamiento global son las repercusiones más dramáticas que tienen los gases de efecto invernadero. Pero tan grave como eso es el perjuicio que las emanaciones contaminantes producen en la salud de la humanidad".

El daño a la capa de ozono y el calentamiento global son las repercusiones más dramáticas que tienen los gases de efecto invernadero. Pero tan grave como eso es el perjuicio que las emanaciones contaminantes producen en la salud de la humanidad.Las imágenes de personas con tapabocas en Beiging, Santiago de Chile o Ciudad de México acaparan con frecuencia las portadas de los medios de comunicación. No hay que analizar las mediciones sobre la calidad del aire que se respira en las ciudades para saber que la contaminación atmosférica crece sin freno y de su mano aparecen con mayor frecuencia y gravedad enfermedades respiratorias, cerebrovasculares o trastornos de piel.Tal vez por esa convivencia cotidiana con las partículas que enrarecen el aire y pasan desapercibidas para el común de la población, el llamado de la Organización Mundial de la Salud para que se reduzcan los contaminantes climáticos de corta vida como el metano, el ozono o el hollín de los combustibles, genera poca atención. Ellos, además de ser corresponsables en el agravamiento del calentamiento global, ocasionan siete millones de muertes cada año.Es el resultado de que el 50% de la población global esté expuesta a niveles de contaminación aérea que sobrepasan en 2,5% los estándares mínimos recomendados por la OMS. Sólo un 12% de los 7.000 millones de habitantes del planeta respira un aire con índices por debajo de los límites de riesgo. En peligro están por igual los países industrializados, los en vías de desarrollo o los más paupérrimos. La diferencia la hacen las políticas públicas y su eficiencia para contrarrestar las causas y reducir los niveles de polución.Ni siquiera Colombia, con unos recursos naturales privilegiados cuya función en parte es absorber y descomponer los gases que causan contaminación, está libre de esos efectos. Si bien sus indicadores están por debajo de la media mundial, se calcula que al año fallecen 7.000 personas por enfermedades provocadas con la polución ambiental y pueden atenderse entre 250 mil y 300 mil consultas médicas por síntomas relacionados. Si se cuantifican los costos que ocasionan en la salud, estos llegan a $1,5 billones anuales.¿Y Cali? Aunque es calificada por la OMS como la segunda ciudad con menor emisión de partículas aéreas contaminantes en América Latina, resultado de decisiones como la de contar con un sistema de transporte masivo y chatarrizar los buses antiguos, al igual que por los controles a las emisiones de la industria local, no está libre de los problemas que causa la polución, esa que está a la vista de todos en comunas como la 2 y la 4 al norte y nororiente de la capital del Valle.Las cifras deberían ser el propulsor de acciones para detener la contaminación del aire en el mundo. Y si ellas no son suficientes ahí están las imágenes para que se entienda la urgencia de tener y hacer cumplir las políticas públicas ambientales, de controlar los factores que causan la polución y de educar a todos en la preservación del aire limpio. Son siete millones de vida que se pueden salvar cada año.

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