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Egipto: ¿Vuelta al pasado?

"...el proyecto de Constitución que se aprobó con tanta rapidez apunta a satisfacer las demandas de los islamistas radicales, al contemplar que la Sharia o ley islámica es la fuente de la legislación..."

3 de diciembre de 2012 Por:

"...el proyecto de Constitución que se aprobó con tanta rapidez apunta a satisfacer las demandas de los islamistas radicales, al contemplar que la Sharia o ley islámica es la fuente de la legislación..."

Un proyecto de nueva Constitución fue aprobada en Egipto en apenas 16 horas por la Asamblea Constituyente dominada por políticos islamistas.Los miembros liberales, seculares y cristianos de la Asamblea boicotearon la votación como señal de protesta. Muchos de estos contradictores temen que el nuevo texto pueda ser utilizado para coartar la libertad e imponer los valores islámicos en el país. en el país. Esta polémica coincide con la insistencia del presidente Morsi de que no cambiará un decreto en el que se arroga amplios poderes, lo que también ha causado malestar en el país.Tales hechos han desencadenado un proceso de manifestaciones de opositores en las plazas públicas, lo mismo que de contramanifestaciones de los partidarios del gobierno. En particular el decreto de “poderes especiales” ha hecho temer que el presidente Morsi se convierta en un nuevo dictador, amparándose tras la defensa de la revolución.Desde el pasado 21 de noviembre hubo malestar generalizado cuando Morsi emitió un decreto de emergencia concediéndose amplios poderes, por encima de cualquier corte, como el “guardián de la revolución” de Egipto. Morsi también dio a la Asamblea constituyente otros dos meses para finalizar la Constitución y declaró que ni la Asamblea ni la Cámara Alta del Parlamento, el Consejo de la Shura, podían ser disueltas por el poder judicial. La movida fue presentada como un intento de satisfacer las demandas populares de justicia y proteger la transición hacia una democracia constitucional.Lo cierto es que el proyecto de Constitución que se aprobó con tanta rapidez apunta a satisfacer las demandas de los islamistas radicales, al contemplar que la Sharia o ley islámica es la fuente de la legislación y al establecer que la universidad sunita de Al-Azhar “es una entidad independiente e integral. Toma la labor de predicar el Islam en Egipto y en todo el mundo. Los investigadores de al-Azhar deberían ser consultados en todos los temas relacionados con la Sharia”. Así se establece una especie de autoridad superior, similar al Consejo de Ayatollahs de Irán, que decidirá la suerte de constitucionalidad egipcia.También preocupa que no se establezca la igualdad de género y se considere como pilar de la sociedad a “la verdadera familia islámica”, en la que la sumisión de la mujer, madre e hijas, es proverbial. Pero lo más indignante es que el decreto de poderes especiales para Morsi impide que la Corte Suprema de Justicia sancione o niegue la validez del proyecto de nueva Constitución. Por ahora está convocado un referendo para que la ciudadanía egipcia apruebe o repruebe el texto constitucional.Los opositores aducen que este procedimiento no garantiza que se exprese la voluntad de la mayoría, pues con el gobierno en las manos los Hermanos Musulmanes tendrán mejores posibilidades de llevar a los islamistas a votar, lo mismo que de orientar el voto de los indecisos.Tal circunstancia apunta a una victoria de Morsi el próximo 15 de diciembre, con lo que la Primavera Árabe habrá llegado a su fin, para comenzar a retroceder hacía el pasado del radicalismo musulmán.

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