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Diálogos y tregua

Y mientras tanto, el país continúa su vida normal, incluyendo la celebración de elecciones que definirán el próximo Presidente de la República y la amenaza de la violencia terrorista que ha sido suspendida por ocho días. Cabe preguntar a las Farc y al ELN por qué no pueden declarar el cese el fuego en forma indefinida, con lo cual lograrán que los colombianos crean en su voluntad de paz.

18 de mayo de 2014 Por:

Y mientras tanto, el país continúa su vida normal, incluyendo la celebración de elecciones que definirán el próximo Presidente de la República y la amenaza de la violencia terrorista que ha sido suspendida por ocho días. Cabe preguntar a las Farc y al ELN por qué no pueden declarar el cese el fuego en forma indefinida, con lo cual lograrán que los colombianos crean en su voluntad de paz.

Dos noticias se produjeron el pasado viernes en la mesa de diálogo que se lleva a cabo en La Habana. Aunque tienen diferentes consecuencias, ambas muestran un avance que debe ser destacado por sus efectos en el desarrollo del conflicto en Colombia y de la negociación para terminarlo. La primera noticia fue la declaración conjunta de las Farc y del ELN de decretar un cese el fuego desde el próximo martes y hasta el 28 de mayo. Además de mostrar una aproximación entre los dos grupos guerrilleros, la decisión es un mensaje simbólico sin resultados reales en el desarrollo de sus acciones. Aunque el anuncio parece una interrupción de los hechos de violencia generados por los grupos hoy asociados, no hay allí un elemento que sugiera un cambio hacia la pacificación que esperan los colombianos.La otra noticia, sin duda de mayor calado, es el acuerdo entre los negociadores del Gobierno y de las Farc sobre el narcotráfico. Luego de varios meses, las partes dieron a conocer un documento según el cual las Farc se comprometen a cesar sus vínculos con el narcotráfico y a colaborar en el desminado de las innumerables zonas en las cuales han instalado las mortales minas quiebrapatas que pretendiendo ser un mecanismo de defensa contra la acción legítima de la Fuerza Pública han causado miles de muertos y lesionados entre la población campesina. Como lo dijo el presidente Juan Manuel Santos, con ese acuerdo, la negociación iniciada hace dieciocho meses cruza “la línea media” para acabar con el conflicto de más de cincuenta años. Y aunque el documento revelado está lleno de formalismos y no es específico en el reconocimiento explícito de las Farc sobre su relación con el narcotráfico que la ha hecho merecedora del título como el primer cartel de drogas ilícitas del mundo, no puede ignorarse que es un progreso importante en la búsqueda de soluciones que empiezan siempre por la obligación de responder por lo que se ha hecho y asumir las consecuencias.Con el anuncio del pasado viernes puede decirse que ya son tres los temas de la agenda que tienen un acuerdo entre los negociadores. Según el documento firmado el 26 de agosto del 2012, titulado “Acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”. Se trata de “la política de desarrollo agrario integral”, de la “participación política” de las Farc y de “la solución al problema de las drogas ilícitas”, o sea, el narcotráfico en todas sus modalidades. Si bien, y según los mismos negociadores, no se ha logrado un acuerdo completo en cada uno de los puntos citados, lo alcanzado hasta ahora se puede interpretar como el adelanto en un proceso que demandará muchos meses más de diálogo.Y mientras tanto, el país continúa su vida normal, incluyendo la celebración de elecciones que definirán el próximo Presidente de la República y la amenaza de la violencia terrorista que ha sido suspendida por ocho días. Cabe preguntar a las Farc y al ELN por qué no pueden declarar el cese el fuego en forma indefinida, con lo cual lograrán que los colombianos crean en su voluntad de paz.

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