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Descubrimiento tardío

Esa tolerancia e implicación del régimen chavista ha permitido el uso del territorio venezolano para exportar miles de toneladas de cocaína a los países consumidores, lo cual de por sí es un atentado contra la humanidad, que debería haber sido perseguido desde hace por lo menos veinte años para evitar el daño que han causado

29 de marzo de 2020 Por: Editorial .

La acusación formal de la Fiscalía de los Estados Unidos contra Nicolás Maduro y la cúpula de la dictadura que manda en Venezuela es la recopilación de miles de denuncias que no han tenido eco ni resultado. Ojalá, el ponerle precio multimillonario a su cabeza y a todos quienes fueron sindicados esta vez, sirva para acabar con el cáncer que arrasa al vecino país.

Durante muchos años, desde Colombia se han divulgado centenares de pruebas sobre la directa relación que existe entre los gobernantes y militares venezolanos con el tráfico de drogas ilícitas. Los trazados de vuelos ilegales que fueron detectados por la misma DEA estadounidense y por los radares de nuestro país mostraron la manera en que creció el negocio, las rutas que tomaba hacia los Estados Unidos, hacia Brasil y a Europa.

Todo ello fue posible por la complicidad de los mandos militares y de los comandantes de la llamada revolución chavista. Es una estructura criminal tolerada y dirigida al enriquecimiento de sus generales y gobernantes, que tenía como aliados y proveedores de primera línea a los narcotraficantes colombianos y a la guerrilla, las antiguas Farc y el Eln.

Por ello, los jefes de esas organizaciones tienen abrigo con solo pasar la frontera. Y muchos de los jefes de los carteles en nuestro país encontraron refugio y podrían seguir delinquiendo en Venezuela mientras pagaran o compartieran sus ganancias. Otros fueron asesinados por quitarles las rutas o porque se alcanzaron en los pagos de la extorsión, y no pocos fueron entregados en extradición a Colombia para tratar de dar la idea de colaboración en la lucha contra el narcotráfico.

Esa tolerancia e implicación del régimen chavista ha permitido el uso del territorio venezolano para exportar miles de toneladas de cocaína a los países consumidores, lo cual de por sí es un atentado contra la humanidad, que debería haber sido perseguido desde hace por lo menos veinte años para evitar el daño que han causado. Por ello la suspicacia que despierta el que sólo ahora se tomen las medidas anunciadas por el gobierno de los Estados Unidos.

Al parecer, lo que hubo antes fue un manejo político para no dañar las relaciones con el régimen que controla las mayores reservas petroleras del planeta, el que ha usado ese recurso para comprar respaldos y conseguir convenios para mantener su control sobre una nación ya arruinada. Manejo que permitió a la comunidad internacional desentenderse de la amenaza que significa la alianza de los narcos colombianos con el chavismo inmoral que hoy encabezan Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y el general Vladimir Padrino.

Esa alianza estimula la producción de drogas ilícitas en Colombia. Y entre sus peores consecuencias está la financiación de la violencia en nuestro país y la protección a los cabecillas del Eln y las disidencias de las Farc. Es una pacto mortal que causa miles de muertos sin que sea posible controlar los dos mil kilómetros de frontera común.

Ahora, los millones de dólares que ofrece su gobierno por Maduro y sus amigos pueden ser el incentivo que se necesitaba para acabar con la narcotiranía que manda en Venezuela.

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