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De verdades y contradicciones

"La libertad de los secuestrados o como mínimo revelar cuál fue su destino, lo que incluye entregar información sobre los sitios donde están enterrados quienes murieron en cautiverio, debería ser el primer paso para emprender ese camino hacia la paz..."

6 de diciembre de 2012 Por:

"La libertad de los secuestrados o como mínimo revelar cuál fue su destino, lo que incluye entregar información sobre los sitios donde están enterrados quienes murieron en cautiverio, debería ser el primer paso para emprender ese camino hacia la paz..."

Verdad y claridad. Es lo que reclama cada uno de los familiares de quienes fueron secuestrados por las Farc en los últimos 15 años y aún no se conoce su paradero. Como también harán los colombianos que hoy, en la reanudación de los diálogos de La Habana entre esa guerrilla y el Gobierno, le exigen al grupo subversivo dejar las contradicciones y responder por estos cientos de compatriotas a quienes privaron de la libertad y a la fuerza les negaron sus derechos.El reconocimiento que hizo en una entrevista concedida al diario Juventud Rebelde alias ‘Sandra Ramírez’, representante de las Farc ante Cuba, sobre la existencia de “prisioneros de guerra” en varios de sus frentes, no sólo confirmó que los voceros de esa organización delictiva le mentían al Gobierno y al país cuando juraron, al inicio de los acercamientos, no tener un solo secuestrado en su poder. También ratificó que, conforme a su tradición, a muchos los han ‘guardado’ para utilizarlos como ‘moneda de trueque’ y canjearlos por guerrilleros presos o para presionar en las negociaciones que se den tras los actuales diálogos.A ‘Rodrigo Granda’ y ‘José Santrich’, los voceros en las conversaciones de La Habana, que salieron un día después a desmentir las declaraciones de ‘Sandra’, es imposible creerles. Según organizaciones como País Libre, la Asociación ‘Los que faltan’ conformada por familiares de secuestrados, Asfamipaz y el mismo gobierno, hoy pueden seguir cautivos 78 militares, 58 policías y 240 civiles. O incluso más, si se toma en cuenta la información que hay sobre colombianos plagiados desde 1992 de los que no se sabe nada y que superarían los dos mil. Vivos o muertos las Farc los ven como un buen botín para negociar que salgan de las cárceles 3.361 guerrilleros. Con contradicciones y verdades a medias es que pretenden las Farc emprender el camino hacia las negociaciones para acabar el conflicto y abrirle una posibilidad a la paz y la reconciliación en Colombia. Otra vez juegan con el dolor humano para obtener réditos políticos, o para, y ojalá no sea así, dilatar el proceso y tener el tiempo que necesitan para reponerse de los embates de la Fuerza Pública en los últimos años.Colombia no espera generosidad de las Farc, como la que pretendieron mostrar con la tregua navideña anunciada hace un par de semanas, juego al que por fortuna el Gobierno no se dejó arrastrar. Es con hechos concretos con lo que convencerán al país de su real voluntad de diálogo. La libertad de los secuestrados o como mínimo revelar cuál fue su destino, lo que incluye entregar información sobre los sitios donde están enterrados quienes murieron en cautiverio, debería ser el primer paso para emprender ese camino hacia la paz, que no podrá tardar más de un año en definirse, como lo anunció el presidente Juan Manuel Santos.El punto de partida para cualquier negociación es la claridad y la honestidad de las partes. En este caso, se precisa la verdad de la guerrilla sobre la situación de los colombianos que aún tienen secuestrados: civiles, policías y militares. Cuando así procedan, Colombia comenzará a creer en la seriedad de las intenciones de las Farc.

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