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De regreso a Iraq

Es claro que la decisión tendrá consecuencias en Estados Unidos, donde la guerra en Iraq es bastante impopular. Los estadounidenses sienten que fueron engañados cuando George W. Bush relacionó a Sadam Hussein con Al Qaeda, sienten que han perdido prestigio internacional, saben que esa guerra costó demasiado, sospechan que detrás de ella se encontraban ambiciones petroleras y conocieron, de la voz de Obama, que sus tropas torturaron a supuestos enemigos, con la consecuente pérdida de autoridad moral para su país.

11 de agosto de 2014 Por:

Es claro que la decisión tendrá consecuencias en Estados Unidos, donde la guerra en Iraq es bastante impopular. Los estadounidenses sienten que fueron engañados cuando George W. Bush relacionó a Sadam Hussein con Al Qaeda, sienten que han perdido prestigio internacional, saben que esa guerra costó demasiado, sospechan que detrás de ella se encontraban ambiciones petroleras y conocieron, de la voz de Obama, que sus tropas torturaron a supuestos enemigos, con la consecuente pérdida de autoridad moral para su país.

El jueves, a las nueve de la noche, el presidente de los Estados Unidos apareció de manera muy solemne para anunciar una decisión que habría preferido evitar: su país volvería a lanzar una operación militar en Iraq por primera vez desde de la retirada de su tropa en 2011.No pasó mucho tiempo antes de que el anuncio se transformara en hechos concretos, convirtiendo a Barack Obama en el cuarto presidente consecutivo que ordena incursiones militares en el país árabe. Era evidente, por su rostro sombrío, que su orden de bombardear Iraq fue dada contra su voluntad y con temor por las posibles consecuencias. Pues nadie puede saber qué pasará después de esos ataques y, en especial, si como resultado de ellos la situación en el inestable país vuelva a involucrar a sus tropas en una nueva guerra que nunca debieron comenzar.Es claro que la decisión tendrá consecuencias en Estados Unidos, donde la guerra en Iraq es bastante impopular. Los estadounidenses sienten que fueron engañados cuando George W. Bush relacionó a Sadam Hussein con Al Qaeda, sienten que han perdido prestigio internacional, saben que esa guerra costó demasiado, sospechan que detrás de ella se encontraban ambiciones petroleras y conocieron, de la voz de Obama, que sus tropas torturaron a supuestos enemigos, con la consecuente pérdida de autoridad moral para su país.Pese a ello, el actual ataque en el norte de Iraq se reconoce como inevitable, al menos desde las páginas de los principales medios de comunicación estadounidenses y de la prensa internacional. El rápido y contundente avance de los yihadíes sunitas en territorio del Kurdistán, con un despliegue pocas veces visto de atrocidades y terrorismo, ha puesto en inminente peligro al Estado iraquí, que no parece preparado para responder a esa crisis ni a ninguna otra.Los ataques aéreos pretenden evitar la toma de la capital de la región autónoma de Kurdistán, Erbil. En las últimas semanas, Estados Unidos fortaleció su presencia en esa ciudad, con un refuerzo de los diplomáticos y consejeros de las fuerzas especiales allí destinados. La ciudad vuelve así a ser base estadounidense, lo que evoca su función durante la invasión de 2003, cuando las tropas estadounidenses se unieron a las fuerzas kurdas para derrotar a los remanentes del ejército de Sadam Hussein.Su objetivo esta vez son los combatientes del grupo yihadista Estados Islámico, anteriormente conocido como Isis, que avanza a la velocidad de un rayo por el norte de Iraq. Pero también está el petróleo. Allí se encuentran las reservas más grandes petróleo de Iraq, que son codiciadas no sólo por Occidente, sino también por Arabia Saudita, el estado suní que apoya a los yihadistas iraquíes.A su lado está Siria, que se encuentra en el radio de ataque del Estado Islámico, ya que su gobierno pertenece al mundo chiita. Un poco más allá, Irán, la potencia chiita, que será el próximo blanco en caso de que se imponga el radicalismo suní de la Isis.Así, la decisión de Obama abrió una caja de Pandora de la que cualquier cosa puede salir, para peor de la paz mundial.

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