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De nuevo, terrorismo

"Con el ataque, los guerrilleros sólo logran que los colombianos rechacen cualquier acercamiento con el ELN y reclamen mano dura contra los terroristas que siguen asesinando y delinquiendo, mientras hablan de paz".

28 de octubre de 2015 Por:

"Con el ataque, los guerrilleros sólo logran que los colombianos rechacen cualquier acercamiento con el ELN y reclamen mano dura contra los terroristas que siguen asesinando y delinquiendo, mientras hablan de paz".

Once soldados y un policía asesinados, dos más desaparecidos junto con varios funcionarios de la Registraduría Nacional del Estado Civil, es el saldo de la emboscada del ELN en Boyacá. Terrorismo criminal que se realiza cuando ese grupo ha manifestado su interés por establecer unas conversaciones de paz.El ataque fue todo lo monstruoso y aleve que podría pedirse. Bombas, disparos de fusil y el desconocimiento de los pedidos de las víctimas, fue la estrategia mortal de quienes perpetraron el crimen y hoy deben estar recibiendo las felicitaciones de sus jefes. Aunque la Fuerza Pública reaccionó y ya se conocen algunas capturas, el daño está hecho. Ahora tendremos que lamentar el regreso de los procedimientos salvajes con los cuales minorías, que sólo tienen la violencia como argumento, han pretendido doblegar al Estado y a los colombianos.Pero no es extraño que el ELN combine sus anuncios de paz con el terror. Ahora hay que recordar a Machuca, a los secuestrados de la Iglesia La María y del Kilómetro dieciocho en Cali, entre los miles de atentados contra los Derechos y la dignidad de los seres humanos. Todos fueron envueltos con el discurso de exigir la presencia de lo que ellos llaman la sociedad civil, dizque para que sea testigo de su compromiso político.¿Qué de político tiene el terrorismo cuando ya hay gobiernos extranjeros comprometidos en garantizar unos diálogos civilizados para tratar de encausar las conversaciones que lleven a terminar el conflicto? ¿Era necesario? Por el contrario, es un desmentido categórico a las decenas de expresiones de lo que llaman el Comando Central de un grupo que también cumplió medio siglo atentando contra la vida y la tranquilidad de la Nación.O a lo mejor, es otra demostración del poder de destrucción que mantienen los menos de dos mil integrantes con que cuenta el ELN en todo el territorio colombiano. Lo claro es que con eso producirán perturbaciones y rechazos de la comunidad internacional a crímenes como el que cometieron contra una operación que consistía en resguardar a los delegados de la Registraduría que transportaban los votos del resguardo indígena de Bachira, municipio de Güicán. Pero jamás podrán amenazar las instituciones ni tomarse el poder.Con el ataque, los guerrilleros sólo logran que los colombianos rechacen cualquier acercamiento con el ELN y reclamen mano dura contra los terroristas que siguen asesinando y delinquiendo, mientras hablan de paz. Es que el país está cansado de tanta atrocidad, de tantas mentiras en nombre de la paz. Y si bien está dispuesto a entablar negociaciones serias, ya no tolera que la vida de los soldados y los servidores públicos vuelva a ser trofeo para el terror.Ahora hay que esperar que las operaciones de la Fuerza Pública tengan éxito en el desmantelamiento de esas estructuras criminales. Y que se tomen las medidas necesarias para prevenir y evitar nuevos descuidos, en los cuales mueren soldados y policías a manos de terrorismo y la locura de quienes aún creen que en Colombia pueden tomarse el poder mediante la violencia.

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