El pais
SUSCRÍBETE

Cumbre sombría

La ausencia de mandatarios, la crisis que vive México tras la desaparición de 43 estudiantes y el proceso de paz de Colombia marcaron la XXIV Cumbre Iberoamericana. Un encuentro que tiende a opacarse año tras año y parece fracasar en su misión de integrar a los países de habla hispana.

10 de diciembre de 2014 Por:

La ausencia de mandatarios, la crisis que vive México tras la desaparición de 43 estudiantes y el proceso de paz de Colombia marcaron la XXIV Cumbre Iberoamericana. Un encuentro que tiende a opacarse año tras año y parece fracasar en su misión de integrar a los países de habla hispana.

La ausencia de mandatarios, la crisis que vive México tras la desaparición de 43 estudiantes y el proceso de paz de Colombia marcaron la XXIV Cumbre Iberoamericana. Un encuentro que tiende a opacarse año tras año y parece fracasar en su misión de integrar a los países de habla hispana.A la cita en Veracruz, México, que significó el debut para el rey de España Felipe VI en este lado del mundo, llegaron 15 de los 22 presidentes que conforman la región. Además del retiro por problemas de salud del Jefe de Estado de El Salvador, la mayoría de las ausencias no causaron sorpresa.Ya Iberoamérica debería estar acostumbrada a los desplantes de los mandatarios de Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Cuba, para quienes poco importan los foros en los que no se comparten sus posiciones ideológicas y políticas. No pasaron desapercibidas y generaron suspicacias la incapacidad con la que se excusó Cristina Fernández de Argentina o el problema de agenda de Dilma Rousef de Brasil, quienes cuatro días atrás no tuvieron inconveniente en asistir a la reunión de la Unión de Naciones Suramericanas, Unasur, en Ecuador. Pero más allá de las ausencias, si una decisión ratifica la pérdida de importancia de esta Cumbre es la de convocarla cada dos años a partir de ahora y no anualmente como se hizo desde 1991 cuando se dio el primer encuentro, también en México. De los resultados concretos y las decisiones tomadas en la reunión tampoco hay mucho que destacar y sería un despropósito asegurar, como lo hizo Rebeca Grynspan, secretaria ejecutiva iberoamericana, que esta fue “la cumbre de la renovación”.En la discusión sobre educación, cultura e innovación, tema central del encuentro, las conclusiones no pasaron de la retórica: del conocimiento como motor de desarrollo económico y social, o de la necesidad de permitir el intercambio de estudiantes, docentes e investigadores entre universidades de la región. De filón se trató el retroceso económico de América Latina, con un crecimiento de solo el 1,1% este año, que debería haber sido el tema central con el fin de encontrar caminos para superar la eventual crisis del continente sobre el que el mundo había puesto sus esperanzas.El pronunciamiento más concreto se hizo hacia Colombia, país que será anfitrión de una nueva Cumbre en el 2016. El apoyo unánime al proceso de diálogo que se adelanta con la guerrilla en La Habana quedó en firme con el mensaje del Ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, quien pidió “estar unidos y demostrar que Iberoamérica es una zona de paz. Por eso pido reconocer los avances e invitar a los demás grupos alzados en armas a unirse a estos esfuerzos de paz”.Así concluyó ayer de manera casi sombría la Cumbre Iberoaméricana, con la indignación adicional de los mexicanos porque no hubo ningún pronunciamiento sobre sus estudiantes desaparecidos. Queda incertidumbre sobre la verdadera importancia del que hasta hace unos años fue el encuentro con mayor trascendencia de los países hispanohablantes. Ni las palabras del Ministro español del Exterior parecen alentadoras: “Que nos sigamos reuniendo ya es una buena señal”.

AHORA EN Editorial