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Cuidado con el rebrote

Colombia está encaminada a tratar de recuperar su normalidad en medio de los peligros que implica el que la pandemia siga amenazante. El gran desafío está en lograrlo sin aumentar los riesgos de contagio.

27 de septiembre de 2020 Por: Editorial .

La sensible rebaja en los casos de muerte por el coronavirus, y el avance en la reapertura de las actividades sociales y económicas en Colombia, son buenas noticias. Sin embargo, debe tenerse presente que la normalidad aún está lejos de llegar y que el virus sigue amenazando la salud y la vida de la humanidad.

Después de mantener cifras promedio por encima de los doscientos fallecimientos al día, el pasado viernes se informó de una sensible reducción en esa estadística, así como el aumento en los casos de recuperados aunque siguen subiendo los contagios y los decesos. La conclusión, como ha pasado en todo el mundo, es que hay un respiro importante que libera a la sociedad de la presión y las consecuencias que significan los casi seis meses de aislamiento social.

De otra parte, esa disminución ha permitido reiniciar labores y recuperar la actividad en muchos sectores. Los informes sobre desempleo, la caída de la actividad económica y el abrupto descenso del Producto Interno Bruto a causa del aislamiento nacional e internacional, y la suspensión de servicios como el transporte, la educación, y la práctica laboral, han causado estragos que no pueden prorrogarse so pena de causar daños irreversibles en el tejido social.

Así las cosas, Colombia está encaminada a tratar de recuperar su normalidad en medio de los peligros que implica el que la pandemia siga amenazante. El gran desafío está en lograrlo sin aumentar los riesgos de contagio. Para ello se requiere ante todo que los colombianos tomen conciencia sobre la obligación de acatar las recomendaciones sobre uso del tapabocas, el cumplimento de la distancia y de las medidas de higiene, requisitos tan sencillos como definitivos para lograr la reactivación sin crecer de nuevo la exposición a un enemigo que aún está amenazando la salud.

Y en ello es fundamental también la acción de las autoridades locales y regionales que se anticipen a los riesgos, o que eviten la posibilidad de un rebrote como los que están ocurriendo en gran parte de Europa y en los Estados Unidos. Es claro que debe haber los controles necesarios para impedir que se presenten hechos como lo sucedido en la carretera al mar, o las aglomeraciones que se han presentado en el Bulevar del río Cali, para citar sólo dos de los sucesos que causan justificada
preocupación.

La gran pregunta es cómo conciliar la necesaria apertura social con la amenaza que sigue representando el Covid-19 y, en especial, qué se puede hacer para enfrentar el riesgo de un rebrote en las próximas semanas. Las autoridades de salud, tanto nacionales como regionales han advertido que ese riesgo es muy alto y deben tomarse las medidas adecuadas para evitar un recrudecimiento que cause una tragedia de mayores dimensiones a las que hasta ahora hemos afrontado.

No sobra pues ser precavido si se quiere regresar a la normalidad. Por lo menos hasta que aparezca la vacuna, cada colombiano debe asumir su responsabilidad para evitar convertirse en agente directo del contagio o en víctima de un enemigo que ha demostrado una facilidad enorme para expandirse y causar daños mortales a los seres humanos.

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