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Corrupción y democracia

La gran conclusión es que la corrupción es un fenómeno mundial que afecta a todos, incluidos los sistemas políticos, credos religiosos, modelos económicos y estatus social. En el mundo entero se pagan sobornos, hasta el punto de que uno de cada cuatro encuestados acepta haberlo hecho alguna vez en su vida.

12 de julio de 2013 Por:

La gran conclusión es que la corrupción es un fenómeno mundial que afecta a todos, incluidos los sistemas políticos, credos religiosos, modelos económicos y estatus social. En el mundo entero se pagan sobornos, hasta el punto de que uno de cada cuatro encuestados acepta haberlo hecho alguna vez en su vida.

Transparencia Internacional publicó su “Barómetro de la corrupción global 2013”. Se trata de una gran encuesta, realizada a 114,000 personas en 107 países, que mide la percepción ciudadana sobre la corrupción. La gran conclusión es que la corrupción es un fenómeno mundial que afecta a todos, incluidos los sistemas políticos, credos religiosos, modelos económicos y estatus social. En el mundo entero se pagan sobornos, hasta el punto de que uno de cada cuatro encuestados acepta haberlo hecho alguna vez en su vida.El mapa de los sobornos menores (agilizar un trámite, evitar una multa, obtener un sitio preferencial, evitar esperas, etc., etc.) coincide con el mapa de la pobreza mundial. Es en África subsahariana y algunos países de América Latina –entre ellos Colombia- y Asia, donde parece ser más extendida esta práctica perniciosa. Por el contrario, la ocurrencia de este tipo de delito es menor entre las naciones más desarrolladas.Otra cosa sucede cuando se evalúa la percepción sobre las instituciones que más contribuyen con la corrupción, con pocas excepciones, hay un consenso mundial que considera a los partidos políticos como las entidades más corruptas. Y, paradójicamente, el mapa es a la inversa del que surge de los sobornos menores: mientras más desarrollada una región, mayor es el consenso negativo hacia los partidos políticos. Es precisamente en estas naciones desarrolladas, la cuna del sistema democrático basado en la representación de la sociedad a través de partidos políticos, donde mayor es el menosprecio ciudadano por estas organizaciones otrora consideradas pilares de las democracias.Pero casi nadie se salva. El poder legislativo y los parlamentos son mal vistos por la ciudadanía. Entre los países que se destacan por la visión negativa de los ciudadanos con respecto a sus Congresos se encuentran Colombia y Paraguay en América Latina, Lituania en Europa y Japón en Asia. Algo similar sucede con la policía y el sector judicial, entidades vistas con desconfianza en casi todo el mundo, debido entre otras razones al crecimiento de la impunidad.Y lo mismo sucede con las empresas privadas, los medios de comunicación, los servicios de salud, los funcionarios públicos y aún las instituciones religiosas. Tan sólo parecen salvarse los militares, las instituciones educativas y las organizaciones no gubernamentales. Como es de esperarse, en cada país en concreto, la percepción ciudadana es más o menos condenatoria según la experiencia nacional.Este informe resulta útil, no tanto porque sea una investigación que pruebe algo, sino porque es la opinión de la gente de la calle. Y esas son las personas que están protestando. Es la propia democracia la que debe combatir la corrupción que perciben los ciudadanos.Queda claro que la corrupción, sobre todo la percibida en los partidos políticos, pone en peligro la democracia y por eso hay que defenderla. Como dijo Winston Churchill en la Cámara de los Comunes, “la democracia es la peor forma de gobierno, excepto por todas las otras formas que han sido probadas de vez en cuando”.

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