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¿Cómo va la negociación?

A diez meses de iniciados los diálogos, es necesario despejar las dudas y los temores que las declaraciones diarias de los voceros de las Farc han venido impulsando, donde apenas insinúan su responsabilidad en la violencia a la cual han sometido a la Nación durante 60 años.

22 de septiembre de 2013 Por:

A diez meses de iniciados los diálogos, es necesario despejar las dudas y los temores que las declaraciones diarias de los voceros de las Farc han venido impulsando, donde apenas insinúan su responsabilidad en la violencia a la cual han sometido a la Nación durante 60 años.

Culminó la 14 ronda de conversaciones en la mesa de La Habana, y no obstante los esfuerzos del Gobierno por demostrarle al país la voluntad de las Farc por llegar a un acuerdo que permita terminar con el conflicto, la guerrilla sigue empeñada en desconocer en público la institucionalidad que garantiza una paz real y pronta. Por eso, ya va siendo hora de saber lo que de verdad está pasando en los diálogos. La última ronda concluyó con declaraciones contradictorias de los grupos negociadores, contrario al compromiso de expedir un comunicado conjunto. Mientras la delegación del Gobierno habló de avances importantes en lo referente a la participación en política, las Farc ratificaron su desconocimiento del llamado Marco Jurídico Para la Paz como la herramienta para darle cabida a la justicia transicional. O su rechazo a una ley que apruebe la coincidencia de referendos y elecciones porque no se les ha consultado. Está claro que quieren mucho más, y que la sentencia de la Corte Constitucional donde exige investigación y castigo para los delitos de guerra y sus autores, ha chocado con las pretensiones de la guerrilla de alcanzar una impunidad casi total. Por ese tipo de actitudes, y a diez meses de iniciados los diálogos, es necesario despejar las dudas y los temores que las declaraciones diarias de los voceros de las Farc han venido impulsando, donde apenas insinúan su responsabilidad en la violencia a la cual han sometido a la Nación durante 60 años. Pero sí aprovechan para hacer exigencias como la de una Asamblea Constituyente, desconociendo que se trata es de una negociación para terminar el conflicto con un grupo armado irregular que no representa a los colombianos y no la refundación del Estado de Derecho que ellos insisten en desconocer.Entonces, lo que ahora es necesario para Colombia es saber en qué están los diálogos, para dónde van y cuáles son los verdaderos progresos. Más aún, cuando en Medellín, durante un conversatorio sobre paz, el jefe de la comisión del Gobierno, Humberto De La Calle, dijo: “hemos logrado un acuerdo sobre el punto primero que se llama Desarrollo Agrario Integral, para ser leales a la verdad hay que reconocer que la delegación de las Farc sostiene que unos puntos que quisiera mirar de nuevo o que exige una interior discusión”. Declaraciones como las de las Farc y la del doctor De La Calle en el foro de Medellín son las que hacen dudar a los colombianos. Y no es un asunto de no querer la paz, que todos la desean. Lo que está ocurriendo es que se reciben informaciones confusas y contradictorias que están erosionando el respaldo con el cual arrancaron los diálogos en Oslo, hace ya un año, menoscabando también la confianza en lo que se está negociando y los alcances que tendrá un acuerdo. A lo que debe sumarse el inicio de un año electoral donde es posible la aspiración del presidente Juan Manuel Santos a su reelección, lo que ya trasladó al debate partidista un propósito que compromete el futuro de la Nación, por tanto debe estar por encima de los afanes proselitistas.

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