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Colombia se recupera

Quedan atrás las alarmas lanzadas por las empresas que revisan el comportamiento de las economías, algunas de las cuales le bajaron la calificación a Colombia, algo además inexplicable pues si bien existieron dificultades, ese mismo rasero no se aplicó en otros países donde la crisis fue más devastadora.

11 de octubre de 2021 Por: Editorial .

Como ocurre con no poca frecuencia, los indicadores y las expectativas en el campo económico han tenido una variación positiva para Colombia, demostrando la resiliencia del país y su capacidad para superar los desafíos que se le presentan. Aunque no es momento para cantar victoria, sí lo es para exigir que se aumenten los esfuerzos que permitan superar los graves problemas que ha dejado la pandemia.

Luego de la vertiginosa caída ocasionada por la llegada del coronavirus en marzo del 2020, Colombia registra una tendencia sostenida hacia la recuperación en su Producto Interno Bruto, es decir, en la actividad de su economía. Y así como el Banco Mundial decidió subir sus estimativos sobre nuestro país, elevándolos del 5,5% al 7,7% del PIB al finalizar el 2021, el Banco de la República los calculó en el 8,5% mientras algunos analistas financieros hablan de cifras cercanas al 10% cuando culmine el próximo diciembre.

El mensaje es contundente sobre la capacidad de recuperación de la economía colombiana, apoyado en factores como los buenos precios del café, del azúcar y, sobre todo, del petróleo que cambió en forma radical las perspectivas de la situación fiscal. Con los precios del combustible, superior a los US$80 dólares el barril, las finanzas del Estado recibieron un alivio enorme que debe servir para atender los pasivos en los que incurrió la Nación para enfrentar la parálisis y sus amenazas, y para proyectar un escenario en el cual se aleja la posibilidad de una crisis causada por el aumento del endeudamiento público y la dificultad de atender el gasto que se requiere.

Quedan atrás las alarmas lanzadas por las empresas que revisan el comportamiento de las economías, algunas de las cuales le bajaron la calificación a Colombia, algo además inexplicable pues si bien existieron dificultades, ese mismo rasero no se aplicó en otros países donde la crisis fue más devastadora. Ahora, cuando el nuestro puede empezar el 2022 con crecimientos superiores incluso a los que se produjeron antes de la pandemia, es de esperar que reconozcan el esfuerzo y aporten en la recuperación de la confianza en nuestra economía, incluyendo la solidez y el manejo prudente de las finanzas públicas.

Pero ese progreso no puede ocultar los problemas que en materia de empleo, desarrollo social y seguridad siguen afectando a nuestra sociedad. En cuanto a los dos primeros, es indispensable continuar los esfuerzos para crear puestos de trabajo, combatir la pobreza impulsada por la parálisis de largos meses y ofrecer soluciones a los miles de familias que fueron golpeadas por ella.

Con respecto a la seguridad, éste es quizás el tema más apremiante para los colombianos. Tanto en las ciudades como en el campo la recurrente acción de la delincuencia y de los grupos de violencia está ocasionando grandes reclamos y no poca incertidumbre.

Hoy puede decirse que el ambiente para Colombia es mucho más positivo y menos pesimista del que se vivía hace pocos meses. Pero se debe actuar desde todos los campos, tanto públicos como privados para seguir recuperando la confianza en nuestro país.

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