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Colombia necesita trabajar

Es el momento de escuchar ese clamor. Nada gana una sociedad, afectada con rudeza por una pandemia, si sus esfuerzos los dispersa en debates eternos, politizados y al parecer insolubles ante la intransigencia de quienes se han tomado la vocería de la protesta.

16 de mayo de 2021 Por: Editorial .

Diez y ocho días lleva Colombia inmersa en la protesta y el forcejeo en el cual la violencia ha sido protagonista. Es el momento para recordar que los colombianos necesitamos recuperar la actividad social y el trabajo que nos permitan acabar la espiral que aumenta la pobreza e impide encontrar soluciones a nuestras dificultades.

Sin duda, la protesta social es un derecho que debe ser protegido y garantizado. Así ha sido en nuestro país y de ello pueden dar fe los organizadores de un paro que lleva más de dos años y ha tomado impulso basado en equivocaciones como la reforma tributaria que presentó el Gobierno Nacional y que después retiró ante el reclamo de amplios sectores de nuestra Nación.

Pero también es indudable que ese movimiento ha sido aprovechado por grupos de violencia para sembrar el terror con actos vandálicos que han causado grave daño al país y a la misma protesta social. Y a pesar de los esfuerzos por entablar el diálogo y la negociación que permita dejar atrás el difícil momento por el cual atravesamos, persisten la parálisis y la incertidumbre, mientras los violentos amplían su radio de acción y siguen causando daños y destrucción.

El efecto colateral, si así quieren llamarlo, es la escasez y la anarquía que los habitantes de Cali y de muchas otras ciudades y poblaciones han padecido y apenas empiezan a superar. No es un secreto que con ello se disparan los índices de desempleo, muchas empresas y negocios se paralizan o son cerrados, impulsando los índices de pobreza y miseria que golpean a millones de personas y familias, en tanto servicios esenciales como el transporte público es destruido o inmovilizado por falta de combustibles y el vandalismo.

Colombia necesita trabajar. Necesita recuperar su economía para resolver las angustias y las carencias que ya están padeciendo millones de hogares que deben experimentar la suspensión de las actividades, de las cuales depende su sustento. Ese es el reclamo de quienes están padeciendo los efectos de la incertidumbre que ha aparecido, aumentada por los estallidos de violencia con innegables intenciones políticas disfrazadas de reivindicaciones sociales.

Es el momento de escuchar ese clamor. Nada gana una sociedad, afectada con rudeza por una pandemia, si sus esfuerzos los dispersa en debates eternos, politizados y al parecer insolubles ante la intransigencia de quienes se han tomado la vocería de la protesta. Por el contrario, produce desánimo y destruye la confianza en nuestro país el que la parálisis se convierta en la normalidad, mientras el terrorismo aprovecha para destruir, asesinar y sembrar la confusión.

Nuestra Nación puede y debe superar los problemas que hoy la agobian. Para ello, los colombianos deben respaldar las instituciones creadas para dirigir y proteger su sociedad, servir de árbitro, aplicar la justicia y garantizar el progreso y las oportunidades que necesitan y sin que ello implique caer en el partidismo. Lo contrario es permitir que se destruya la concordia que da origen a la democracia, y aceptar las vías de hecho que generan atraso, destrucción y anarquía.

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