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Cauca Verde

"...es mucho lo que falta para lograr que se tome conciencia sobre lo fácil que puede ser conservar el llamado jarillón y lo peligroso que resulta seguir tolerando las invasiones y la desidia".

9 de febrero de 2011 Por:

"...es mucho lo que falta para lograr que se tome conciencia sobre lo fácil que puede ser conservar el llamado jarillón y lo peligroso que resulta seguir tolerando las invasiones y la desidia".

Muchas alarmas y dos reclamos del Presidente de la República obligaron a las autoridades a tomar medidas para recuperar el dique que protege la zona oriental de Cali de las cada vez más peligrosas acometidas del río Cauca. Pero también es mucho lo que falta para lograr que se tome conciencia sobre lo fácil que puede ser conservar el llamado jarillón y lo peligroso que resulta seguir tolerando las invasiones y la desidia.Ayer, el Municipio de Cali, la Gobernación del Valle y la CVC anunciaron el Plan Verde, proyecto con el cual se pretende resolver en el mediano plazo el riesgo que significa el evidente debilitamiento del jarillón para la zona más poblada de la capital vallecaucana. Según la reseña publicada ayer por El País, el propósito será adelantar acciones de todo orden para enfrentar la amenaza y poder recuperar una obra que ha mostrado sus bondades desde que fue erigida, hace ya 50 años. Pero esa obra está en peligro por la invasión frecuente de quienes allí se establecen para buscar que el Municipio les ayude a solucionar sus problemas de vivienda. Esos invasores, muchos de los cuales retornan apenas les entregan la solución y vuelven a reclamar otra ayuda, son la causa más visible del debilitamiento que sufre el dique. Pero al lado de ellos están los enemigos invisibles que, como las hormigas arrieras o quienes arrojan escombros sobre el sitio, van creando las condiciones propicias para un desastre.Es la cultura de la ilegalidad y de hacer lo que no está prohibido aunque cause daño al resto de la sociedad. Una cultura promovida en parte por quienes ofrecen protección y legalización a cambio de votos, y respaldada por la renuencia de sucesivos gobiernos a hacer cumplir la ley para defender a la ciudad. Ahora, el acuerdo de las entidades municipales y departamentales, sumado al respaldo del Gobierno Nacional empieza a mostrar que la solución es posible si existe voluntad política.El informe que publica la presente edición demuestra los peligros que aquejan al jarrillón del río Cauca y las propuestas incluidas en el Plan Cauca Verde para enfrentar las amenazas. Sin embargo, lo que debe existir en primer lugar es la decisión de desalojar las 12.000 personas que se han aposentado en el muro de contención. Compromiso difícil, porque se trata de desmantelar una comunidad organizada bajo sus propias reglas, donde el Estado de Derecho es apenas una remota estructura basada ante todo en su capacidad de castigar, de reprimir o de entregar soluciones que no alcanzan a cubrir las necesidades de la gente.Según los anuncios del alcalde Jorge Iván Ospina, el plan Cauca Verde convertirá al Jarillón en “una zona de amortiguamiento ambiental con un gran parque longitudinal (…) que no ponga en peligro a los habitantes del oriente caleño”. Un propósito loable que debe ser respaldado, pero que demanda el ejercicio permanente de la autoridad para imponer el orden y a la vez convencer a la gente sobre la importancia de colaborar en la recuperación del dique que protege a Cali de una enorme tragedia.

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