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Buscando la melodía

2 de julio de 2010 Por:

Desde ayer se desarrolla en Medellín el III Congreso Iberoamericano de Cultura, dedicado a la música como elemento sustancial en la cultura de la región. Una oportunidad única para compartir y escuchar lo que el continente piensa y hace por uno de los elementos más representativos de su identidad.El tema es de por sí insólito, en una región donde el lenguaje oficial es regido por formalismos y temas profundos, casi siempre guiados por las rígidas normas del protocolo diplomático. Esta vez, el protagonista no serán los programas de gobierno ni los propósitos de integrar a los Estados: se hablará durante cuatro días de lo que la música ha construido a través de siglos de mestizajes y fusiones culturales; de acuerdos y desacuerdos; y de lenguajes misteriosamente unidos con los sonidos.Y el tema será distinto a la política o los problemas sociales. En Medellín se discutirán asuntos como la importancia de la música como recurso para educar y formar mejores ciudadanos, que aprendan a respetar la diversidad. O el papel de los Estados en la promoción y defensa de la música que genera integración y sentido de pertenencia. Por supuesto, no faltará el debate a las industrias que han encontrado en la música una fuente de riqueza y la necesidad de que las autoridades vigilen que esas industrias retribuyan con justicia los derechos intelectuales de sus autores y ejecutores.Previamente al Congreso, en Bogotá se realizaron dos encuentros denominados ‘Seminarios Iberoamericanos de Políticas de la Música’, de los cuales salieron los temas que constituyen la agenda del encuentro que reúne a más de 3.000 personas en la capital de Antioquia, entre ellos altos funcionarios de los gobiernos latinoamericanos, fabricantes de instrumentos sencillos, pasando por catedráticos, académicos, compositores, músicos y juglares de todos los rincones. Una rica variedad, que deberá discutir desde “la contribución de las músicas iberoamericanas en la construcción de identidades a través del tiempo”, hasta los efectos que producen las tecnologías de información y comunicación en el desarrollo de la música y en la retribución de sus creadores e intérpretes.Este encuentro se sale de lo normal en un país acostumbrado a las reuniones internacionales donde debe explicar sus avances contra la violencia o el narcotráfico. Pero no es extraño a una nación como la nuestra, diversa y musical como pocas. Hoy, el mundo está conociendo a Colombia a través de la música que producen las culturas enclavadas en la Costa Atlántica, en el Valle, y en todos los rincones de su geografía. Quizás ese ha sido el elemento más importante para distinguir y a la vez unificar a esas culturas surgidas de la fusión de razas, saberes y culturas que nacieron aquí o fueron acogidas con los brazos abiertos. Y quizá en ella está uno de los instrumentos más eficaces para sembrar la armonía entre los colombianos. Es cuestión de hacerle entender al Estado que la cultura es eficaz para cerrar las heridas y construir una sola Nación.

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