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¡Arriba Colombia!

Pero, además de repetir su condición de subcampeón de la legendaria carrera por etapas, Nairo supo asumir su papel del hombre al que la mayoría de aficionados franceses, y con ellos muchos de otras partes del mundo, querían ver ganador, tras la oleada de señalamientos a su rival por presuntas ayudas extradeportivas.

29 de julio de 2015 Por:

Pero, además de repetir su condición de subcampeón de la legendaria carrera por etapas, Nairo supo asumir su papel del hombre al que la mayoría de aficionados franceses, y con ellos muchos de otras partes del mundo, querían ver ganador, tras la oleada de señalamientos a su rival por presuntas ayudas extradeportivas.

De nuevo, el deporte saca la cara por el país. La carrera sin tacha de Nairo Quintana en el Tour de Francia y el ingreso por primera vez de Colombia en el club de las cinco mejores delegaciones de los Juegos Panamericanos son razones para festejar y reflexionar.Antes de entrar en la celebración, vale darse un paseo por las circunstancias que rodearon estas dos nuevas hazañas de nuestros atletas. Comencemos por Nairo –aquí nadie le dice Quintana–, el muchacho de Cómbita, Boyacá, al que las autoridades mundiales en materia ciclística, comenzando por sus propios adversarios, lo ven ya como un competidor de época. Lo que significa que el futuro de esa disciplina pasará necesariamente por sus piernas y por su capacidad estratégica, tan definitivas para alcanzar la victoria.Sí, nos quedamos con las ganas de vestir por primera vez los Campos Elíseos con el amarillo de la bandera nacional. Pero esa alegría postergada encontró en la estatura atlética y humana de Nairo el mejor refugio para no entrar en lamentos. En carretera, el ídolo de los colombianos entregó hasta el último esfuerzo para poder vencer al hombre de acero que resultó ser el británico Chris Froome. Y más allá del mano a mano que vivieron los dos grandes protagonistas de la carrera, si bien Movistar, el equipo de Nairo, ocupó el primer puesto en esa categoría, fueron los alfiles y peones del Sky quienes le supieron echar una y otra mano a su líder para verlo coronar el título en París.Pero, además de repetir su condición de subcampeón de la legendaria carrera por etapas, Nairo supo asumir su papel del hombre al que la mayoría de aficionados franceses, y con ellos muchos de otras partes del mundo, querían ver ganador, tras la oleada de señalamientos a su rival por presuntas ayudas extradeportivas. Caballero dentro y fuera de la competición, Nairo mantuvo la mejor relación con Froome e incluso, en un detalle inadvertido por muchos, se negó a atacar cuando el británico tuvo un problema mecánico en plena montaña, en la antepenúltima etapa.Entre tanto, en Toronto, hombres y mujeres le entregaban al país una noticia que hay que saber evaluar en sus proporciones. Colombia es potencia deportiva del continente, al lado de Estados Unidos, Canadá, Brasil y Cuba. Así lo certifican las 27 medallas de oro conseguidas en la justa panamericana que se cerró el domingo pasado, con lo cual superó las obtenidas en Guadalajara en 2011. Aunque se debe aclarar que en el medallero general Colombia registró doce preseas menos que hace cuatro años, ahora estamos por encima de países de tradición deportiva como México y Argentina.Esas gestas que hoy nos colman de orgullo y cambian nuestra imagen en el exterior deben servir de acicate al Gobierno y a los sectores políticos para impulsar una política de Estado que consolide lo que el deporte puede darle a la Nación. Es la fórmula para que los ‘Nairos’, las ‘Caterines’ y las ‘Marianas’ (para hablar de Quintana, Ibargüen y Pajón como referentes y ejemplos a seguir) sigan deparando las alegrías que hoy viven los colombianos.

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