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Acuerdo para tener futuro

De lograrse, el acuerdo que crea el Fondo de Reconstrucción para Europa será el esfuerzo a seguir para superar la tragedia económica más grande de los últimos setenta y cinco años en el mundo entero.

20 de julio de 2020 Por: Editorial .

En medio de discusiones candentes sobre la responsabilidad de cada uno y el control que debe ejercer la Unión Europea, los líderes de sus 27 países integrantes están al borde de un acuerdo mediante el cual pretenden rescatar la economía de los estragos del coronavirus. Es el momento más importante de su existencia, que pone a prueba le vocación unitaria que le dio vida.

Durante cuatro días y noches, Bruselas ha sido escenario de una negociación extraordinaria y sin duda definitiva para Europa: la posibilidad de crear un mecanismo, el Fondo de Reconstrucción, dirigido a rescatar al contingente de la parálisis y el desastre financiero, fiscal y social causado por el Covid-19.

Las cifras del Fondo son monumentales: 750.000 millones de euros incluyendo 390.000 millones que serán entregados en subsidios directos no reembolsables, 390.000 millones en créditos a largo plazo, además de un marco financiero especial de un billón de euros que se aplicará entre el 2021 y el 2027.

Todos los miembros de la comunidad están de acuerdo en la necesidad de inyectar liquidez para superar lo que ya es más que una crisis. La diferencia es el cómo, pues cuatro de ellos, los Países Bajos, Austria, Dinamarca, Suecia y Finlandia, expresan objeciones de peso, lo que ha llevado a que la sesión del Consejo Europeo se haya prolongado por cuatro días.

Y su posición tiene justificaciones incontrovertibles, pues se niegan a entregar recursos sin condiciones a países como Italia, donde se intenta usar esos recursos para subsidiar el gasto incontrolado. Por ello, los países que junto con Alemania financiarán gran parte del acuerdo, exigen la posibilidad de acordar cómo se gastará y cómo se vigilará esa ejecución para evitar que se haga fiesta con ellos, subsidiando el despilfarro, la corrupción o la nacionalización de empresas privadas hoy en quiebra.

Esa posición de quienes llaman ‘países frugales’ ha sido el obstáculo para dar vía libre a lo que será el más grande ejercicio financiero de la historia para mantener con vida a Europa. Y ha llevado a que el Primer Ministro de Serbia recuerde que “la UE se creó bajo el supuesto de que todos pueden confiar entre sí para cooperar de buena fe. Este tipo de confianza es la razón por la cual los países han abierto sus fronteras y sus mercados y han creado un mercado único. Sus beneficios superan en gran medida el costo de contribuir al presupuesto europeo”.

No obstante, la experiencia de 62 años les dice que ya no se puede confiar en la seriedad de países acostumbrados a recostarse en los demás para gastar sin medida. Por ello, de la cumbre saldrá un acuerdo que genere economías más competitivas, es decir, más libres, menos estilizadas y expuestas al totalitarismo de Polonia y Hungría o al populismo de Italia e incluso España.

De lograrse, el acuerdo que crea el Fondo de Reconstrucción para Europa será el esfuerzo a seguir para superar la tragedia económica más grande de los últimos setenta y cinco años en el mundo entero. Y puede ser un ejemplo de cómo unirse no significa convertirse en cómplice del gasto público sin responsabilidad.

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