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A recuperar la confianza

Seis meses después de decretarse el aislamiento para enfrentar la pandemia del Covid-19, Colombia empieza a recuperar su actividad en todos los aspectos de la vida social. Sin desconocer los efectos que dejaron las medidas dirigidas a proteger la salud de los colombianos, es el momento de mirar adelante y tomar las decisiones que se requieren para superar los difíciles momentos que hemos atravesado.

20 de septiembre de 2020 Por: Editorial .

Seis meses después de decretarse el aislamiento para enfrentar la pandemia del Covid-19, Colombia empieza a recuperar su actividad en todos los aspectos de la vida social. Sin desconocer los efectos que dejaron las medidas dirigidas a proteger la salud de los colombianos, es el momento de mirar adelante y tomar las decisiones que se requieren para superar los difíciles momentos que hemos atravesado.

A la espera de los índices sobre desempleo, caída del Producto Interno Bruto o de aumentos de la pobreza en el último trimestre, el panorama es sin duda preocupante. Pero también es claro que en muchas ciudades como Cali se nota ya una paulatina y sostenida reactivación económica que va de la mano de las decisiones tanto del Gobierno Nacional como del Municipal para permitir la reapertura gradual.

Por supuesto, es necesario recordar que el virus aún está vivo y puede regresar con crudeza si cada uno de los ciudadanos no mantiene las medidas de protección e higiene para evitar el contagio. Pero es necesario superar el miedo por demás justificado a un enemigo de la salud que puede ser mortal y aprender a convivir con él hasta que lleguen las soluciones definitivas.

Ahora es el momento de recuperar la confianza y de ponernos de acuerdo para superar el bache que en todo el mundo ha dejado la pandemia. Y de poner de acuerdo al sector público y privado en las estrategias que se deberán aplicar para contrarrestar lo que puede ser una gran tragedia social, la que ya es evidente en muchos hogares a los que les faltan los ingresos necesarios para mantener su nivel de vida.

En cuanto al sector público, ya se conoce la intención del Gobierno Nacional de inyectar recursos para impulsar la reactivación, y en capitales como Bogotá o Cali se tramitan proyectos de autorización de créditos a las administraciones locales para usar su capacidad de endeudamiento en la financiación de obras públicas y programas con los cuales se debe generar empleo y desarrollo. Es la forma indicada para darle liquidez a la economía y de afrontar las consecuencias que hoy padece la Nación por el Covid-19.

Como puede esperarse, existen las alertas sobre lo peligroso que puede resultar en el largo plazo un desborde en ese endeudamiento que desequilibre aún más la situación de las finanzas públicas, además de las alarmas sobre los estragos que puede causar la corrupción o la ineficiencia en el manejo de esos recursos de crédito. Es allí donde la veeduría ciudadana y en especial la acción de las entidades de control, cobran especial importancia para asegurar la transparencia y eficacia de la acción oficial.

Y al sector privado le corresponde restablecer su actividad, definiendo los planes sectoriales que sean posibles, así como la utilización de los incentivos y apoyos que el Gobierno pueda ofrecer y realizar de manera efectiva. Es el momento para que la empresa privada ejerza su papel como motor principal de una reactivación que nace en primer lugar de recuperar la posibilidad de empleo y trabajo que necesitan quienes han sido damnificados por una crisis jamás imaginada.

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