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A pesar de la política

"...Una reciente medición de opinión muestra que la mayoría de la población en el Perú -56%- prefiere la estabilidad al cambio, una transición moderada antes que giros bruscos y la permanencia de la opción de centro-derecha en el poder. Los peruanos están lejos de pensar en una posibilidad cercana a los desvaríos populistas que proceden de Venezuela, Nicaragua y Bolivia...".

7 de marzo de 2011 Por:

"...Una reciente medición de opinión muestra que la mayoría de la población en el Perú -56%- prefiere la estabilidad al cambio, una transición moderada antes que giros bruscos y la permanencia de la opción de centro-derecha en el poder. Los peruanos están lejos de pensar en una posibilidad cercana a los desvaríos populistas que proceden de Venezuela, Nicaragua y Bolivia...".

Hasta hace poco, en especial durante la primera presidencia de Alan García, Perú era puesto como mal ejemplo del desgobierno, la inflación, el desempleo, el avance del terrorismo y el narcotráfico. Alan García prácticamente tuvo que huir de su país para refugiarse en Colombia.Hoy es un presidente reconocido como eficaz administrador de lo público y, pese al bajo índice de popularidad en su país -34%-, se le destaca como uno de los más exitosos mandatarios de Suramérica. Un crecimiento sostenido de más del 7% del PIB en los últimos cuatro años explican ese renacimiento.Pero ya termina su segundo mandato y 12 aspirantes presidenciales que librarán la batalla final el próximo 10 de abril, hacen gala de agrio espíritu contradictor, desconociendo los logros de García y haciendo esfuerzos por desprestigiar a sus contradictores. Entre ellos se destacan cuatro personajes: el ex presidente Alejandro Toledo; Luis Castañeda, exitoso ex alcalde de Lima; Keiko Fujimori, la vengadora de su padre; y Ollanta Humala, el excéntrico izquierdista.Llama la atención que la candidata oficialista no parezca tener opción, no sólo por los sucesos económicos del actual Presidente, sino porque no es común que en nuestros regímenes presidencialistas el mandatario saliente no pueda imponer a su sucesor, o al menos dejarlo en buena posición para disputar el acceso al poder. Podría deberse a debilidad interna del actual mandatario o a una maduración de la ciudadanía peruana, que ha logrado desatar los lazos clientelares que la unen al poder. Una reciente medición de opinión muestra que la mayoría de la población en el Perú -56%- prefiere la estabilidad al cambio, una transición moderada antes que giros bruscos y la permanencia de la opción de centro-derecha en el poder. Los peruanos están lejos de pensar en una posibilidad cercana a los desvaríos populistas que proceden de Venezuela, Nicaragua y Bolivia y miran con recelo la experiencia de sus vecinos ecuatorianos.Tres de los cuatro favoritos están más cercanos a lo que representa Alan García, pero la lucha entre ellos es feroz y llena de zancadillas. Toledo critica a García, acusándolo de parcializarse a favor de Mercedes Aráoz, y disminuye sus logros al señalar que se deben a la buena gestión que él hizo en la Presidencia. Al ex alcalde de Lima, que hizo una eficaz labor en la capital peruana, le han montado una guerra jurídica para acusarlo de corrupto. No se quedan atrás los ataques a Keiko Fujimori, de quien se dice que sólo quiere llegar a la primera magistratura para dejar libre a su padre, Alberto Fujimori.Entre estos tres encarnizados rivales se encuentra el próximo presidente del Perú. Hasta ahora no se escucha una voz que pida la unidad alrededor de propósitos comunes, que permitan mantener a la nación en el camino de desarrollo emprendido en el último quinquenio, para que el Perú se mantenga, al lado de Colombia y Chile, como parte del bloque democrático de Suramérica.Pero tal vez su propia experiencia, donde el país ha progresado a pesar de la política, explica este comportamiento de reñidero y desprecio por los logros ajenos.

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