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Creo en Pékerman

Creo en José Pékerman. Claro está, creo en Ospina, en Zapata, en...

9 de junio de 2014 Por: Víctor Diusabá Rojas

Creo en José Pékerman. Claro está, creo en Ospina, en Zapata, en Cuadrado, en James, en Bacca y en Jackson. Y en todos los demás. Pero, con permiso de ellos, antes que nada creo en Pékerman.Por muchas razones. Una, por su autonomía. La ha dejado patente en más de una oportunidad. Y eso, en un medio como el fútbol de hoy, donde hay tantos intereses particulares para valorizar jugadores o potenciar marcas comerciales, vale mucho. ¿Qué hubiera pasado con otros entrenadores, de esos que se dejan manosear, imponer jugadores, e incluso estrategias, por parte de directivos y presidentes de compañías patrocinadoras o sus álter egos? ¿Qué tal que hubiéramos elegido un director técnico en trance de comisionista, de aquellos que en el fútbol se conocen como ‘cometeros’? Ya hubiera querido ver a esos mismos manejando la papa caliente de la presión por el tema Falcao, que, claro está, nunca se aceptará que existió.Y dentro de esa misma autonomía, Pékerman tampoco ha dejado que le pisen sus terrenos, a punta de ‘sobachaquetismo’, sinónimo de lameculismo. Desde su frialdad, Pékerman supo espantar a esos aduladores, interesados y de oficio.Tampoco ha dejado que lo amedrente la coacción que pretende influir en las convocatorias o en las estrategias. Porque, está bien el disenso, pero otra, muy diferente, es echar a la hoguera a quien, en uso pleno de su libertad, decide guardarse para sí lo que es de exclusivo resorte interno. La Selección Nacional es tema público, pero su manejo es asunto de confidencialidad pura. Es ahí cuando debe aparecer la habilidad del periodista para, con medios éticos, hacerse a esa información de fuentes creíbles, que él mismo decidirá si les da visibilidad o no.Creo también en Pékerman por su indudable condición de líder. Y lo que él ha construido desde ese liderazgo es la mayor riqueza de nuestro de equipo. Hablo de solidaridad. Todos para uno y uno para todos, se lee desde la tribuna. Con esa solidaridad conseguimos el cupo al Mundial y de ella depende, casi en su totalidad, el resultado que obtengamos en Brasil.Yo no creo que esta Selección Colombia sea fantástica, pero sí estoy seguro de que es una piña: muy junta, muy unida, muy un solo ser. Y con eso también se gana en el fútbol, y en la vida. Y de esa unión se va a agarrar la selección para superar lo más difícil, la primera ronda. Desde el día del sorteo, las otras tres selecciones del grupo C han ido creciendo, al menos en mis cuentas. La Grecia de las eternas sorpresas; la Costa de Marfil de luminarias que podría convertirse en el primer equipo africano que dé un golpe de verdadera atención en una Copa Mundo; y esa de Japón, toda cultura y filosofía de equipo, connaturales con su esencia.Creo en Pékerman y en este proceso que debería seguir más allá de cómo nos vaya en el Mundial. Creo en Pékerman hoy, antes del de la serie final, como dije que creía en él antes de la eliminatoria. Y seguiré creyendo en Pékerman más allá de la parada donde nos toque apearnos de este sueño. Sobrero: La otra final se juega este domingo, en las urnas, donde no debería caber la indiferencia. La apatía del colombiano a la hora de elegir no se puede atribuir solo a la pereza. Aquí le han puesto conejo a la gente toda la vida. Pero en esta oportunidad hay un tema que está por encima de los polítiqueros: el camino a la paz. Elija usted.

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