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Melany está en peligro

Sin embargo, a sus familiares les dejó claro que pese a lo que estaba ocurriendo, no se iba a alejar de su pareja porque, “¿quién sostiene la casa?”

16 de mayo de 2021 Por: Santiago Cruz Hoyos

La niña se llama Melany. Por razones que ya entenderán no revelaré sus apellidos. Tiene 9 años y, hasta enero de 2021, vivía en el barrio Bellavista de Yumbo. Su paradero se desconoce.

Según la historia clínica, el 20 de enero, a las 7:29, ella llegó al hospital La Buena Esperanza del municipio. El motivo de la consulta estremece el corazón: “me violaron”, se lee. Ese día Melany estaba en compañía de su tía.

Su familia comenzó a sospechar que algo estaba mal desde que su padrastro, un obrero de construcción, se tatuara el nombre de Melany en una mano. También escribió en las redes sociales que se había casado con ella. Al tío de Melany eso le pareció muy sospechoso.

También les pareció extraño que le prohibieran ir donde sus tías. Una de ellas, inquieta, fue hasta la casa de Melany y la llevó para la suya. Allí le preguntó qué era lo que estaba pasando. Melany tardó en responder.
Explicó que si hablaba, el padrastro le pegaba. Su tía le prometió que si le contaba la iba a proteger, que por nada del mundo iba a permitir que le ocurriera algo malo. Entonces Melany estalló en llanto y comenzó el relato que repitió al siguiente día, en el hospital La Buena Esperanza de Yumbo.

El testimonio es estremecedor y los detalles no deben publicarse. Pero a sus 9 años pidió auxilio: su padrastro, dijo, la violaba cuando no estaba su madre, con la amenaza de que si contaba, le pegaba.

Según el expediente de la Fiscalía, la mamá de Melany se acercó a la URI para denunciar a su pareja por presunto abuso sexual. Ella dijo que uno de los hermanos de la niña vio al padrastro tocándola. Sin embargo, a sus familiares les dejó claro que pese a lo que estaba ocurriendo, no se iba a alejar de su pareja porque, “¿quién sostiene la casa?”

La gerente del hospital La Buena Esperanza, la doctora Claudia Sánchez, asegura que una vez la institución conoció el caso, activó la ruta de atención que corresponde. En la historia clínica se lee que Melany fue llevada hasta la Comisaría de Familia de Yumbo en compañía de una psicóloga. Lo que no entienden ni en el hospital, ni sus familiares, es por qué la Comisaria le entregó de nuevo la niña a la mamá, sabiendo que en ese hogar corría peligro. Durante toda la semana intenté comunicarme con la comisaria Martha Sogamoso pero no obtuve respuesta. “Está en audiencias todo el día”, dijo su secretaria. También le dejé mis contactos pero no devolvió la llamada.

Además de las denuncias ante la Fiscalía y la Comisaría, un ciudadano que pidió el anonimato y que conoció el relato de Melany, lo reportó ante el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. Eso fue el pasado 20 de abril en 2021. El ICBF le respondió que había recibido la denuncia y le envió un certificado con un número: E44521858-S.

Pero hasta el momento, pese a que las autoridades están enteradas, no ha sucedido nada. Melany sigue en peligro. Su tío dice que este es el único país del mundo en el que una niña denuncia que ha sido violada, hay pruebas médicas que lo podrían corroborar, y sin embargo el presunto abusador sigue en las calles como si nada.

Los investigadores del caso al parecer no han realizado la tarea más urgente: dar con el paradero de la niña. Desde que ella contó en el hospital lo que estaba pasando, y cuando la Comisaría de Familia le entregó de nuevo la niña a la mamá, abandonaron la casa en el barrio Bellavista. Se sospecha que están en una finca en los alrededores de Yumbo y que el plan es viajar a Argentina.

Cuando llamé a la Fiscalía para preguntar por los avances de las investigaciones, confirmaron que el caso estaba “activo” pero que no se había podido continuar con las diligencias que corresponden porque la madre no contestaba el teléfono. Que si por favor yo sabía algo del paradero de la niña, les dijera. Como si los periodistas debiéramos encargarnos de la labor de los investigadores.

Cuando me contaron está historia, recordé a Gabriel Fernández, el niño de 8 años que terminó torturado y asesinado por sus padres, y cuya historia se pudo ver en un documental dirigido por Brian Knappenberger. Gabriel pudo ser salvado por los funcionarios que previamente conocieron lo que estaba padeciendo y algunos, por negligencia, no hicieron nada. También pudo ser salvado por los amigos, por los vecinos, por los profesores, por los policías que supieron su historia. Quienes conocemos el relato de Melany somos responsables de lo que le está sucediendo. En días de paro nacional, no hay nada más urgente que ayudarla.

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