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Libros para el Hotel Covid

Imagine que usted acaba de ser diagnosticado con el nuevo coronavirus. Suponga que, por una u otra razón, le es imposible hacer la cuarentena en su casa.

9 de agosto de 2020 Por: Santiago Cruz Hoyos

Imagine que usted acaba de ser diagnosticado con el nuevo coronavirus. Suponga que, por una u otra razón, le es imposible hacer la cuarentena en su casa. A lo mejor es una casa donde viven demasiadas personas como para ponerlas en riesgo. Su única alternativa es el Hotel Covid, el refugio que abrió la ESE Centro, en Cali, para quienes no tienen dónde aislarse durante la pandemia.

Si usted es mujer, la hospedarán en el segundo piso. Lo mismo sucederá si es un adulto mayor o una persona con alguna discapacidad física. Si en cambio consume sustancias psicoactivas, o tiene dificultades emocionales, lo hospedarán en el tercer piso. El cuarto piso está destinado para quienes “no presentan dificultades psicosociales ni físicas y no representan riesgo ante su vida, o que presenten desacato a las reglas”, dice un documento del Hotel.

Tanto los pasillos, como las áreas comunes, están monitoreadas las 24 horas por cámaras de seguridad. La regla es no salir de las habitaciones. Por lo menos no hasta que se cumpla el tiempo en que usted se cure y deje de ser un posible transmisor del Sars-CoV-2, el virus que causa el Covid–19.

Imagine que está en la habitación. Que hay una cama, un televisor, un escritorio, el baño. Suponga que tendrá que permanecer ahí durante, digamos, dos semanas. Nadie lo podrá visitar. Apenas una persona con traje de bioseguridad tocará la puerta cinco veces al día. Para dejarle el desayuno, el almuerzo, la cena. Y un refrigerio mañana y tarde. También medicamentos, si los necesita. Usted ni siquiera le verá el rostro.
Tampoco podrá estrecharle la mano, mucho menos conversar un rato.

El resto del tiempo se le pasará viendo televisión; o navegando en el celular, si tiene uno. Hay huéspedes del Hotel Covid que no tienen celular. Días calcados. Imagine el tedio. Imagine la soledad; piense en el aburrimiento.

Jennifer Cabezas lo imaginó. Ella, además de ser la fundadora de la página web ‘Alas con sentido social’, donde publica ofertas de empleo que los ciudadanos desconocen, es trabajadora social de la ESE Centro. Entre sus funciones está hacerle seguimiento a los pacientes del Hotel Covid. La mayoría son inmigrantes venezolanos que no tienen lo que Jennifer llama “redes de apoyo”: amigos, familia, novia o esposa. Están solos. En el Hotel, la única compañía es el televisor. Exceptuando a Jennifer, nadie más los llama.

Entonces se le ocurrió la idea: entregarles libros. El primer libro que Jennifer envió al Hotel fue ‘Los cachorros’, de Mario Vargas Llosa. Ella está segura que los pacientes de Covid-19 necesitan lecturas inspiradoras. La enfermedad es una manera de renacer; un punto y aparte; comenzar de cero.

Jennifer, que trabajó también en la red de Bibliotecas Públicas, es una convencida del poder de la lectura. Leer distrae la mente, empiezan a crearse cosas en la cabeza, es una manera de redescubrirse uno mismo y también al mundo. Leer ayuda a no darle tanta bola a nuestros males.

Además, a través de la lectura, Jennifer les ayuda a los huéspedes del Hotel Covid a construir o redefinir su proyecto de vida, encontrar un sentido. Por eso entre sus planes está suministrarles el libro ‘Cambiando balas por libros’, del escritor caleño Gustavo Andrés Gutiérrez, en el que cuenta la historia de Biblioghetto, su biblioteca ambulante que recorre el barrio Petecuy para que en vez de droga, se consuma literatura. Y piensa incluir en el plan de lecturas el libro ‘El mundo es tuyo pero tienes que ganártelo’, la crónica del fundador del Grupo Daewoo. “Y en general toda literatura que potencie la imaginación, el amor propio, las ganas por el emprendimiento”.

Los libros también los piensa entregar en la Sala Covid del hospital Primitivo Iglesias, donde permanecen pacientes y acompañantes a quienes la lectura les podría alegrar la vida.

El problema es que Jennifer dispone de una biblioteca personal limitada para el tamaño de su empeño. Por eso está haciendo una solicitud: que el que pueda, le done un libro. Uno que cuenta una gran historia. Basta llamar a su celular que ella se encargará de recogerlo. El número es 314-696-7280. Allí, en su WhatsApp, se lee: “Creo en el amor y en la justicia como principales expresiones para transformar al mundo”.

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