El pais
SUSCRÍBETE

El tinto de la paz

Según los catadores, el tinto de la paz huele a melao y chocolate, tiene un sabor a panela mezclado con naranja, y está considerado entre los mejores cafés especiales de Colombia.

24 de enero de 2021 Por: Vicky Perea García

Según los catadores, el tinto de la paz huele a melao y chocolate, tiene un sabor a panela mezclado con naranja, y está considerado entre los mejores cafés especiales de Colombia. Yo lo probé en la Casa de las Memorias del Conflicto y la Reconciliación, y puedo decir que es delicioso, con un sabor muy dulce. Esa noche en Cali lloviznaba, así que supo aún mejor.

Lo sirvieron una vez finalizaron los discursos del lanzamiento del proyecto ‘Café cosecha de paz’, liderado por reincorporados de las Farc, con el apoyo de la Comisión de la Verdad, la ONU, Paso Colombia, la Gobernación del Valle, la Alcaldía de Tuluá, la Mesa Nacional de Café, entre otras entidades.

Todo comenzó a finales de 2017 en el corregimiento Venus, de Tuluá, donde llegaron alrededor de 35 excombatientes que se acogieron al proceso de paz. Ellos se encontraban en la zona veredal de Planadas, en el Tolima. Como en la ONU sabían que el Valle sería una de las regiones receptoras de reincorporados, abrieron una oficina donde los acogieron.

Allí comenzaron a pensar qué iban a hacer una vez dejaron las armas. Como la mayoría son de Tuluá, eligieron retornar. Tenían amigos dispuestos a recibirlos. La ONU acompañó ese proceso con el resto de la comunidad porque algunos exguerrilleros tenían miedo. Pensaban que los iban a rechazar.

El segundo paso fue decidir en qué iban a trabajar. Había un problema: cada reincorporado tiene derecho a recibir por parte del Gobierno $8 millones para iniciar un proyecto productivo. Como no tienen tierras dónde iniciar un proyecto – es lo que les dicen – entonces aún no han recibido los recursos. Apenas el 30% de los excombatientes del país han recibido esa plata tras cuatro años de la firma del Acuerdo de Paz.

Lo que decidieron entonces fue crear una cooperativa para comprarle el café a los campesinos del corregimiento de Venus, transformarlo, y venderlo. Al principio lo de crear la cooperativa no fue fácil. Cuando se está en la guerrilla el mundo es distinto. En las Farc, si necesitaban hablar con el alcalde, lo mandaban a llamar y tenía que subir de inmediato. En la legalidad, en cambió, debían pedir cita, esperar, hacer fila, registrar un papel aquí y allá, y eso les molestaba. Incluso decían que no había voluntad para apoyarlos.

Los representantes de la ONU en el Valle les recordaron: “Bienvenidos a Colombia, así es la normalidad de la sociedad”, y también los acompañaron en ese tránsito. No bastaba dejar las armas; se requería otra manera de vivir, de pensar.

Mientras eso sucedía, los reincorporados hicieron un acuerdo con las asociaciones campesinas de Venus, que tenían un centro de acopio de café que no utilizaban, y se los cedieron. Fue cuando surgió la idea de comprar el café de la zona gracias a una inversión inicial realizada por la ONU, Paso Colombia, la Gobernación del Valle. También se compró una maquinaria que se necesitaba.

Con los primeros granos los reincorporados se dieron cuenta de que el café de Venus, sembrado a 2000 metros, es de tan alta calidad, que incluso atrajo a la multinacional italiana Illy, especializada en la producción de café espresso. La empresa les compra el café un 15% superior al precio del mercado, y los excombatientes hacen lo mismo con los campesinos de Venus: les compran a un mejor precio. Es, dicen, una manera de reparar al territorio. Gracias a eso no solo se ha dado una reincorporación armoniosa con la comunidad, sino que ha motivado a los campesinos a mejorar sus procesos: entre más calidad del café, más ganancias.

Los reincorporados, por su parte, están convencidos de que el café es un camino para consolidar un país distinto, sin violencia y sin egoísmo, y siguen adelante pese a que sienten que el Gobierno les ha incumplido lo pactado en el proceso de paz. No solo por los dineros que no les han entregado, sino por la masacre que sigue ocurriendo: 251 excombatientes han sido asesinados desde que se firmó el Acuerdo; entre ellos Wilson Saavedra. Era el líder de los reincoporados que abrieron la comercializadora de café en Venus; el primer excomandante asesinado tras la firma de la paz.

Pese a ese dolor, el desencanto por permanecer desprotegidos, los reincorporados siguieron adelante con la empresa de café. Siguen creyendo en un país donde no nos matemos pese a las diferencias. Y de las armas no quieren saber nada. En estos tiempos tan convulsos de picos de pandemias y violencia, aquella es una gran noticia. La esperanza de que un mejor futuro sí es posible.

AHORA EN Santiago Cruz Hoyos