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Nadie más sensato

Un exitoso empresario de los años 70 decía con mucha gracia que...

3 de febrero de 2014 Por: Rudolf Hommes

Un exitoso empresario de los años 70 decía con mucha gracia que “nadie es más sensato que un ex ministro…”. Yo fui víctima de ese mismo chiste, y ahora lo recordé cuando leí las entrevistas a José Antonio Ocampo publicadas la semana pasada en Portafolio y en La República la semana pasada con motivo de su designación como coordinador de una nueva misión rural que auspicia el DNP. Lo que Ocampo dice sobre el sector rural en esas entrevistas, aunque no es novedoso, si es bastante sensato y concuerda con lo que varios investigadores profesionales, como José Leibovich, Ana María Ocampo y los colegas de ellos dos, han concluido de sus estudios sobre el sector rural y la producción campesina. Yo he recogido esta información y he defendido posiciones afines a las de ellos en mis columnas y presentaciones públicas. Ahora me resulta grato no tener que opinar en contra de Ocampo desde un principio sino registrar que por lo menos a priori concuerdo con lo que está diciendo.Afirma que “la política de subsidiar a largo plazo” no es buena, y que “a largo plazo lo que hay que hacer es que el sector agropecuario sea competitivo”. La inversión pública se debe orientar a la provisión de bienes públicos, por ejemplo distritos de riego e infraestructura, que el menciona. Me imagino que está pensando en conocimiento y tecnología de semillas y de métodos de cultivo, frutos de un esfuerzo estatal en ciencia y tecnología aplicada al campo. Fortalecer la gestión tributaria municipal va a ser indispensable, y tomar decisiones a nivel nacional y local en tenencia y acceso a la tierra es parte de lo que la Misión debe conseguir. Ocampo también está muy bien encaminado cuando decide no hacer más estudios sino preparar un plan de acción basado en el conocimiento que se ha venido adquiriendo, y darle prioridad absoluta a reducir la enorme brecha social que existe entre las ciudades y el campo colombiano en desarrollo, calidad de vida, acceso a servicios básicos y condiciones del mercado laboral, empleo e ingreso. La estrategia de trabajar en los aspectos institucionales y hacer que las instituciones faciliten la ejecución de políticas públicas es conceptualmente promisoria pero estas instituciones pertenecen al ámbito de los gobiernos locales. Son por lo tanto muy vulnerables a la corrupción o a la captura por parte de elementos ajenos al estado (elites locales, guerrilla, bandas criminales, Mafia, y clientelismo). El sistema político existente y la manera como opera a nivel local no se presta fácilmente para poner el desarrollo rural en manos de instituciones locales. Tampoco se pueden alcanzar los objetivos sociales sin un plan de uso de la tierra y acceso a ella por parte de productores campesinos, medianos productores y grandes empresas; y una estrategia para aumentar el área sembrada y hacerla mucho más productiva. El problema creado por la ley 160 del 94 sobre la propiedad de baldíos y la inoperancia hasta ahora de las zonas de desarrollo empresarial son temas que tendrá que trabajar la Misión Rural para poder resolver el problema de empleo, pobreza y desigualdad en el campo. Por defender lo que hizo José Antonio Ocampo en 1994, ojalá no omita lo que tiene que hacerse para arreglarlo.