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Micos y Pupitrazos

En agosto de este año, el presidente de la Andi expresó el...

11 de diciembre de 2016 Por: Rudolf Hommes

En agosto de este año, el presidente de la Andi expresó el temor de que la reforma tributaria de este año fuera aprobada con micos a punta de pupitrazos, y que no fuera una reforma estructural sino otro intento de aumentar el recaudo. Es lo que está sucediendo, a pesar de que el Ministro de Hacienda dijo entonces que esto no iba a ocurrir. La semana pasada fue aprobada por las comisiones económicas de las dos cámaras sin mayor análisis ni comentarios. En 1991 logramos que la Asamblea Constituyente aprobara un artículo transitorio para reformar el régimen tributario y acomodarlo a las necesidades que surgirían de los compromisos creados por la nueva constitución. Por un par de semanas nos ilusionamos con la idea de hacer una reforma integral sin la interferencia del Congreso, que es lo que nunca han podido hacer los tecnócratas colombianos después de 1974, cuando se aprobó una por ‘emergencia económica’. Pero el presidente Gaviria nos desmontó de esta aspiración, negándose a emprender una reforma de impuestos sin contar con el Congreso. Fue una desilusión, pero fue la decisión correcta.Ahora, una semana después de que el Congreso hizo valer la potestad que tiene como representante del pueblo para refrendar la paz y hacer las reformas legales necesarias para consolidarla, aprueba a ciegas un cambio al estatuto tributario sin conocer exactamente el alcance de lo que está aprobando. Renuncia implícitamente a ejercer la potestad que tiene para establecer tributos y le da la espalda a sus representados. Uno de los más fervorosos partidarios de esta reforma, Bruce McMaster, declara con razón que los empresarios están decepcionados con la reforma tributaria porque no cumple con lo que prometió. También criticó severamente a la comisión de expertos que sentaron las bases para la que está a punto de aprobarse, porque en lugar de buscar que la estructura tributaria contribuya a la competitividad, se concentraron en tratar de mejorar el recaudo. Y lo que finalmente se va a aprobar es principalmente para eso, sin tener en cuenta las consecuencias para la economía. Curiosamente, tampoco va a cumplir con lo deseado en ese frente porque en las discusiones a puerta cerrada entre ponentes y funcionarios la han peluqueado. En su forma original no resolvía el problema fiscal, y ahora menos. Algo que ha recibido poca atención pública, a lo que también se refiere McMaster diciendo que una persona decente no puede oponerse a ello, es el artículo de la reforma tributaria que penaliza con cárcel la evasión de impuestos. Ese paso probablemente es necesario, aunque el exfiscal Gómez Méndez advierte que llenar cárceles con evasores no es la mejor manera de prevenir la evasión. Como quedó aprobado este artículo, preocupa sin embargo que les otorgue a los funcionarios de la Dian un exagerado poder de presión sobre los contribuyentes o que a la Dian llegue un personaje como Ordóñez y se dedique a encarcelar herejes o ideólogos de género. Dicen que le han pedido a Néstor Humberto Martínez redactarlo mejor para que contemple garantías para los contribuyentes. Ojalá lo haga bien, o decidan dejar eso para cuando se haga la reforma estructural y la de la justicia.