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Empleo: género, educación, localización

En Colombia hemos vivido con la ilusión de que se ha...

19 de septiembre de 2011 Por: Rudolf Hommes

En Colombia hemos vivido con la ilusión de que se ha progresado mucho en equidad entre géneros en el mercado laboral. Datos nuevos, frutos de un análisis técnico que ha hecho el DNP, muestran que esto está todavía muy lejos de ser una realidad. La remuneración promedio de los hombres en el mercado laboral urbano en 2009 era casi 29 por ciento superior a la de las mujeres y en el sector rural 54 por ciento más alta. En 2011, el desempleo de las mujeres es 82 por ciento más elevado que el de los hombres. Este cayó 30 por ciento entre 2002 y 2011, mientras que el de las mujeres que es de 16,8 por ciento, se redujo solamente en 20 por ciento. El mayor problema es el de las mujeres jóvenes, cuyo desempleo es casi el doble del de los hombres. La tasa de ocupación de las mujeres es de 42,7 por ciento y la de los hombres es de 67,4. Los sectores más propensos a contratar mujeres son el de servicios, comercio, el financiero y la industria, y son aquellos en los que la ocupación crece más lentamente. En los que es menor esa participación son minas y energía, el sector agropecuario y el de construcción cuya ocupación crece más. Las diferencias de género son abismales en el sector rural tanto en ingreso como en desempleo y participación. Esto se hace más crítico porque en el sector rural son mucho menores los ingresos salariales (51,2% más bajos en 2009 que en el mercado urbano).El sector económico en los que los trabajadores reciben mayor remuneración es el financiero e inmobiliario, tanto en el caso de trabajadores urbanos como rurales, aunque la diferencia a favor del sector urbano es superior al 100% en nivel salarial promedio. Después del sector financiero los que le siguen en remuneración son servicios e industria. En estos dos sectores las diferencias entre el campo y la ciudad siguen siendo muy significativas, pero no tan pronunciadas como en el sector financiero. La educación juega un papel determinante tanto en materia de ingreso como de desempleo. Un trabajador con educación universitaria completa o incompleta gana 2,26 veces lo que gana un bachiller en las ciudades o en el campo. La diferencia entre bachilleres y trabajadores con primaria completa no es tan acentuada (31% en las ciudades y 13% en el campo). Entre el trabajador que ha terminado primaria y el que no lo hizo las diferencias salariales son de ese mismo orden. Aunque hay significativas diferencias salariales entre jóvenes menores de 24 años y el resto de los trabajadores, las diferencias disminuyen después, y la edad no es un factor tan determinante en el ingreso entre los 34 años y el umbral de la tercera edad, cuando vuelve a incidir negativamente. Los ingresos de los asalariados superan en 67% a los de los trabajadores independientes. Los profesionales y los trabajadores con muy bajo nivel educativo tienen las tasas más bajas de desempleo. A los trabajadores les toca aceptar cualquier empleo. Las tasas más elevadas de desempleo (17 a 18%) se presentan en el caso de trabajadores con bachillerato o con estudios superiores incompletos.Esta fotografía del mercado laboral exige acción afirmativa para eliminar las diferencias entre géneros y las desventajas de los viejos y los jóvenes, un impulso educativo muy grande para mejorar las condiciones de ingreso de los jóvenes y facilitar la capacitación de otras generaciones y una política enfocada a mejorar la productividad laboral en el campo para cerrar la brecha rural-urbana.