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Alimentar, alimentar, alimentar

El Ministerio de Educación dispone de los recursos necesarios para poner en...

14 de septiembre de 2014 Por: Rudolf Hommes

El Ministerio de Educación dispone de los recursos necesarios para poner en marcha un gran plan nacional de nutrición ofreciendo tres comidas diarias (almuerzo y dos refrigerios) en los colegios que en el futuro tendrán jornadas cada vez más largas. La decisión que tiene que tomar es si centraliza el sistema o si lo descentraliza totalmente y lo pone en manos de los colegios y las comunidades. También tendrá que decidir si lo extiende a cubrir colegios privados que atienden jóvenes de estratos bajos. Los dos sistemas funcionan en otros países. Probablemente, este desempeño depende de la organización política y comunitaria de cada región, del capital social y de su calidad. En Colombia ya estuvo centralizado el sistema bajo la responsabilidad del Icbf y durante algún tiempo funcionó bien. El Ministerio de Educación lo reclamó hace algunos años y ha tenido dificultades, muy especialmente porque los barones políticos presionan para que los contratos de suministro se los adjudiquen a sus fichas y porque el botín es enorme. Mientras en Colombia impere el sistema político clientelista un modelo centralizado a nivel nacional o dependiente de los gobiernos locales y de licitaciones públicas está destinado a ser capturado por la politiquería y a quedar en manos de burócratas incapaces sin sentido de la oportunidad. La alternativa, que no es fácil y requiere un gran esfuerzo organizativo y voluntad política infranqueable, sería dejarlo en manos de las comunidades escolares compuestas de padres de familia, rectores, docentes y alumnos y las instituciones del entorno que funcionen, que en algunos casos puede ser la parroquia, en otros la ONG dominante en la región o las asociaciones de acción comunal. También convendría involucrar a las cajas de compensación, algunas de las cuales ya están operando cocinas escolares o suministran los alimentos. Estas y las ONGs regionales serían los operadores de última instancia en los casos en los que las comunidades no logren organizarse adecuadamente.La labor del ministerio estaría orientada a financiar, orientar, supervisar y apoyar a los colegios con entrenamiento a los operadores de cocinas escolares, que podría estar a cargo del Sena, educación sobre nutrición e higiene a los cocineros y procedimientos para la adquisición de alimentos a nivel local. Lo más difícil es organizar a la comunidad para que coadyuve en el esfuerzo, involucrando a los productores, a los comerciantes, a las instituciones de los gobiernos locales y las privadas con o sin ánimo de lucro que operan en el territorio. Así como la tarea es muy exigente desde el punto de vista de organización y control, el beneficio que trae consigo es enorme pues crea empleo y demanda de la producción local de alimentos y es una actividad que acerca a las familias al colegio y alrededor de la cual se puede fortalecer el tejido social de la comunidad, como ha sucedido en donde se ha ensayado exitosamente delegar en la comunidad escolar y en su entorno la alimentación escolar (Cecudec en la localidad de Jerusalén en Ciudad Bolívar, o el Instituto Experimental del Atlántico José Celestino Mutis – IEA- en Barranquilla, por ejemplo).