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No es sólo el que, sino con qué

Con un país polarizado y un gobierno desprestigiado el proceso electoral se convierte en algo cada día más relevante.

29 de septiembre de 2017 Por: Ricardo Villaveces

Con un país polarizado y un gobierno desprestigiado el proceso electoral se convierte en algo cada día más relevante. La falta de los liderazgos de otros tiempos, los efectos de asuntos como las listas abiertas o la circunscripción nacional para el Senado convirtió a los partidos en razones sociales que solo se usan para dar avales pero poco se ocupan de construir una agenda pública que aglutine a quienes comparten una ideología.

Los políticos son, en general, microempresarios electorales con algunos grandes tiburones que han sabido beneficiarse del sistema exprimiendo por cualquier medio los recursos de los colombianos y desnaturalizando, aún más, lo que debería ser el oficio de la política. Y es con esos políticos con los que llegamos a un nuevo año electoral que será bien importante para Colombia por el momento que tanto en lo nacional como en lo internacional se vive.

El decaimiento de los partidos es evidente cuando se ve la feria de las firmas, cuando muchos de los aspirantes prefieren hacerse a un lado de estas organizaciones (que tienen poco de organizadas) y ante la ausencia de nombres que recojan consensos para aspirar a la primera magistratura, concluyen que ellos también se pueden lanzar al ruedo electoral. Hay precandidatos con todo tipo de perfiles y para todos los gustos, pero ninguno con fuerza suficiente para asegurar, a estas alturas, que pueda llegar a la segunda vuelta. Evidentemente hay nombres que se destacan, que son más reconocidos o que tienen más ejecutorias que mostrar. Pero esto no será suficiente pues se viene una etapa de coaliciones que puede cambiar el panorama y los resultados de quienes llegarán a la etapa final del proceso.

Veremos entonces toda clase de propuestas y promesas en los próximos meses muchas amplificadas o distorsionadas por las redes sociales en estos tiempos de la posverdad y la opinión, desafortunadamente, seguirá formándose más por efectos mediáticos que como resultado del análisis y la información documentada. Por ello los riesgos de caer en olas de opinión formadas alrededor de planteamientos populistas que olviden que para todos, sin importar su orientación, hay unos limitantes que van a definir lo que van a poder o no hacer y, entre ellos, uno muy importante para los próximos años será lo fiscal.

Nos guste o no, las necesidades de recursos para los próximos años serán muy grandes por temas como el de las pensiones, la salud, la educación, etc., para no hablar de los requerimientos derivados del posconflicto y la necesidad de que el Estado haga presencia en zonas hasta ahora olvidadas. El riesgo de una reducción en la calificación es real y la necesidad de una nueva reforma tributaria es prácticamente ineludible.

Esto lleva a que todos deberíamos preguntar a los candidatos que van a estar ‘pintando pajaritos de oro’ con qué recursos van a hacer lo que prometen y cómo van a manejar la situación fiscal que se nos avecina. Sin respuestas claras en este frente no puede haber seriedad en los planteamientos y en cambio sí mayores riesgos y más problemas.