El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Artículo

Detención domiciliaria

Con ya cerca de dos meses de cuarentena y casi cinco de desarrollo de la pandemia son bastantes las enseñanzas que pueden resultar de las distintas experiencias y enfoques que ha tenido el tratamiento del problema.

8 de mayo de 2020 Por: Ricardo Villaveces

"No voy a entrar ni siquiera en el debate que se ha generado en torno a ese punto. Encerrar a nuestros mayores como estrategia de salida a la normalidad es inaceptable desde el punto de vista ético y moral "
Angela Merkel


Con ya cerca de dos meses de cuarentena y casi cinco de desarrollo de la pandemia son bastantes las enseñanzas que pueden resultar de las distintas experiencias y enfoques que ha tenido el tratamiento del problema. En Colombia, hacia mediados de marzo, cuando se tomaron las primeras medidas de contención, los escenarios que se planteaban eran aterradores y nadie discutió la conveniencia de tomar medidas fuertes como la de decretar el aislamiento obligatorio de los mayores de setenta años por considerarlos uno de los grupos poblacionales más vulnerables. Por esos días, cuando los pronósticos de ‘expertos’ hablaban de situaciones casi que apocalípticas, uno de esos análisis que tuvo bastante difusión, por ejemplo, hablaba de un escenario optimista en que para el 20 de abril tendríamos 53.500 casos confirmados, y en el pesimista para la misma fecha se llegaría a 750.000.

De haberse cumplido esas proyecciones la situación sanitaria de hoy sería dramática pues los sistemas de salud estarían completamente desbordados. Pues bien, eso no ha ocurrido y, afortunadamente, los casos confirmados apenas llegan a 10000 con menos de 450 fallecidos. Los hospitales tienen capacidad disponible y las UCI se han podido incrementar de manera sustancial. Esto es el resultado de muchas cosas y en especial de medidas adoptadas por el Gobierno nacional y las acciones de los gobiernos locales, no siempre bien coordinadas, que han sido las adecuadas. Ahora el reto es el de un regreso exitoso a la normalidad.

Cuando se conocía tan poco y los pronósticos eran tan aterradores nadie se atrevía a cuestionar que a los mayores de setenta se les decretara la ‘detención domiciliaria’. Hoy las medidas que se adopten en esta etapa no pueden seguir siendo tan simplistas como que la fecha de nacimiento defina las condiciones vitales de una persona. Es cierto que los mayores son más vulnerables, pero también es cierto, que en la inmensa mayoría se trata de personas con preexistencias pulmonares, de diabetes, renales, obesidad etc.

¿Serán iguales las condiciones de alguien en ‘sus setentas’ que se encuentra en buen estado físico, que tiene una vida activa incluso en lo laboral y que está contribuyendo a la sociedad en actividades de distinto tipo o disfrutando de un merecido descanso y otra persona en ‘sus noventas’ que se encuentra en un hogar para adultos mayores con necesidades de asistencia? Claro que no y la medida que está vigente le da el mismo tratamiento con ese antipático término de “abuelito que hay que proteger”. ¿Será que a empresarios en plena actividad productiva, a la Canciller, o al combativo senador Robledo los tienen que aislar? O no será que ellos y una inmensa cantidad de personas a quienes hoy nos tienen detenidos ¿no tendremos el criterio y el sentido común para cuidarnos sin necesidad de que nos obliguen a encerrarnos? ¿No será que la admirada señora Merkel tiene razón?