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Venezuela: unidad o derrumbe

En Venezuela la situación económica y social es pésima. Podría ser peor...

29 de abril de 2014 Por: Ramiro Andrade Terán

En Venezuela la situación económica y social es pésima. Podría ser peor en el último semestre del año. Analistas, muy objetivos, estiman que la inflación podría llegar al final del 2014 a un demoledor 75%. Una cifra que no soporta ninguna nación y trae –inevitable- un fenómeno de descontento social, que arrasa con cualquier gobierno y es lápida para su sistema político. Para allá va -por desgracia- nuestro vecino; la nación hermana que Bolívar liberó y hoy en situación que tiene muy negativas repercusiones para Colombia. Ese ingrato camino podrá evitarse si en Venezuela se produce un sólido proceso de unidad de todos los partidos y sectores con un objetivo único y preciso: rescatar la nación de un colapso inevitable; cortar de raíz la crisis actual; y comprometer la nación en un proceso de recuperación económica y cambio total de un sistema que demostró su absoluta ineficacia. Y ser nido para un desajuste social de dramáticas proporciones, como el que hoy se palpa.Un país rico en petróleo soporta la irritante paradoja de tener tiendas y supermercados con estantes vacíos de artículos de primera necesidad. A Venezuela le cayó una situación muy desafortunada: Maduro, un mediocre chavista -experto en tratar de imitar a su jefe ya fallecido- le trajo a esa nación todas las desgracias imaginables. Ignora los principios más elementales de la economía; es un improvisador de ruidosos programas de gobierno de manifiesta ineficacia, que han puesto el país de cabeza; y es un mago en la tarea de dividir partidos y sectores políticos y económicos. Por esas aberraciones de la historia llegó a la Presidencia de una nación tan importante como Venezuela y -si lo dejan- terminará por sepultarla. En la actualidad el descontento en todos los sectores es visible. Más que preocupante, preludio de estallidos mayores que ojalá no ocurran. Con un enemigo interno mortal: la inflación que crece y crece sin que nada la contenga. Como si esto fuera poco los venezolanos deben importar una variedad infinita de productos. Uno, en especial: los alimentos. El precio de vivir la descansada vida del producto del petróleo, sin crear empresas y desarrollar la agricultura, los llevó a la situación actual. Un día despertaron de ese mundo feliz para vivir la amargura de la situación de hoy: con una devaluación que dejó a la nación vecina con el segundo salario más bajo de Latinoamérica.