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Regalos de Año Nuevo

La lectura de libros viene en decadencia. La merecida fama de buenos...

19 de enero de 2016 Por: Ramiro Andrade Terán

La lectura de libros viene en decadencia. La merecida fama de buenos lectores de la ‘Atenas Suramericana’, se ha venido perdiendo. La hirió la televisión, que le quitó clientela; y el auge de la radio, con sus numerosos oyentes. Ese luminoso medio cultural que enseña y deleita y da vida a los sucesos más significativos, tuvo un momento excepcional en la vida de la Nación al recoger sus sucesos más apasionantes; dejar testimonio del proceso económico y político: y recrear para los lectores las etapas más significativas del desarrollo.La maravilla de leer recrea los sucesos -gratos o turbulentos- de la sociedad universal. Ha jugado un papel en la lucha por la libertad. Soportó su prohibición por dictadores, y desde su temprana existencia fue lumbre para niños y adolescentes. Mostró la realidad dolorosa de los conflictos sociales y dejó un histórico testimonio de lo bueno y lo malo de la humanidad. Silencioso, leal amigo, regala gozo inigualable. En el despiadado mundo globalizado que vivimos, esa maravilla que recoge la condición humana, su alegría, va perdiendo su notable importancia de ayer. El libro se está muriendo -lentamente- y ha sido sustituido por otras formas de invertir el tiempo. Así lo confirman editores y libreros que advierten su descenso en el interés colectivo. Son miles los desertores de la lectura de libros. Les basta con los bodrios de la Tv., las noveluchas de la radio, o cualquier otra tontería mayúscula. Ese placer de leer, asombrarse, aprender que otorga la obra literaria y que fue el gran deleite del mundo en el pasado, se ha esfumado. A semejante desgracia, hay que abonarle el costo del testimonio literario. El valor de la obra crece por la codicia de algunos que se dedican al negocio de venderla. El alcabalero gobierno del presidente Santos, decretó un 5% de impuestos a los libros (alimento intelectual y fuente de saber). No satisfechos con ese desempeño, ultraje a la cultura y la sabiduría, el régimen gravará con ese mismo impuesto el arroz y la leche (la poca que toman nuestros niños). Un regalito de Año Nuevo de los mandarines de Palacio encargados de despilfarrar millones en obras suntuarias, proyectos sin objeto, y otros gastos de equívoca naturaleza. También vendrán impuestos al queso, el maíz, las carnes y los pescados y se aumentará la tasa actual del 8% del consumo, al 11%. Son los regalos del gobierno a todos los colombianos.