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La verdad nos hace libres

Investigar las denuncias que se formularon en el Senado en el desarrollo...

30 de septiembre de 2014 Por: Ramiro Andrade Terán

Investigar las denuncias que se formularon en el Senado en el desarrollo del lánguido debate entre el expresidente – senador, Álvaro Uribe y el senador, Iván Cepeda, fueron solicitadas por el presidente de esa alta Corporación, José David Name. “Los denunciantes -dijo- deben tener pruebas y presentarlas a las autoridades”. Algo que motivó abrumador respaldo de la opinión pública, fatigada de escuchar acusaciones, a diestra y siniestra, sin que se adelante investigación por las autoridades competentes. Esa práctica, esa feria de alegres imputaciones, verídicas o mentirosas, utilizadas a granel, debe terminar. Quien -en debates públicos- incurra en esas aseveraciones debe suministrar, también, los documentos que comprueben su veracidad. Gran parte de los hechos del conflicto armado, se quedan en el aire, en una nube de acusaciones encontradas. El país no conoce -o conoce poco- la realidad de muchos de los sucesos de esa confrontación inicua. Nada más necesaria que la verdad total en este desgraciado proceso, que si se quiere lograr paz cierta, duradera, que tenga apoyo integral de los ciudadanos. No es fácil adelantar una acción seria, objetiva, sobre hechos sangrientos perpetrados desde hace décadas. Pero la verdad es el componente primordial de una exitosa gestión para silenciar los fusiles y sembrar la paz. Un acuerdo de gran significación, decisivo para el futuro nacional, no puede cimentarse sobre la mentira y la presentación interesada de los ingratos sucesos. Todos los colombianos deberían contribuir con su capacidad para que la verdad reine, en lo que se conversa en La Habana. “La verdad nos hará libre”, reza el aforismo.La senadora Claudia López solicitó -con acierto- que “se debe crear una Comisión de la Verdad y un Tribunal de Justicia Transnacional, que juzgue a todos los agentes del Estado, paramilitares y guerrilleros”. El gobierno debería proponerlo, el Congreso aceptarlo, y la nación apoyarlo. Para bien de una República que, por desgracia, se acostumbró a la mentira y la presentación maquillada de los hechos. La claridad sobre ese proceso infame que ha vivido el país, contribuye a que la solución sea duradera y un verdadero acierto. Los partidos tienen el deber de luchar por campañas limpias, acabar con el funesto panel del dinero que compra votos, la presión indebida al elector. Y otros vicios mayores y menores, que afloran la vida política. Son años de complacencia con el fraude, el negocio de votos, el pago de servicios políticos con contratos y otras anomalías semejantes que deben acabarse para siempre.