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El mundo inigualable del libro

Felipe Ossa ha vivido -literalmente- en el mundo de los libros. Hoy...

10 de mayo de 2011 Por: Ramiro Andrade Terán

Felipe Ossa ha vivido -literalmente- en el mundo de los libros. Hoy es el Gerente General de la Librería Nacional, la más importante del país. En una reciente entrevista hizo una declaración que confirma algo que los escritores sabemos: “El interés de los colombianos por leer es muy bajo”. Felipe tiene autoridad, experiencia a fondo sobre el tema, y objetividad a toda prueba, que ratifica esa desconsoladora realidad.Lejos -muy lejos- estamos de la gloriosa época de la ‘Atenas Suramericana’, como se llamaba a Bogotá. Una ciudad con librerías que eran centros culturales de primer orden con ventas permanentes de libros, incluidos los escritos en francés -y la puntual presencia vespertina de los autores-. La tertulia tenía el libro como personaje central siempre con el deseo de adquirirlo y elaborar en el proceso de su lectura -o después de ella- el juicio sobre la obra. Que se lanzaba en el diálogo para armar monumentales controversias entre los contertulios. Todos inteligentes, cultos, con la memoria de París en los labios y la sabiduría ganada con el libro como compañero inigualable.De un momento a otro ese mundo encantado se vino abajo. Primero fue la radio. Que le quitó tiempo a la lectura y penetró en una inmensa cantidad de personas cautivas para siempre por ese medio fácil de oír, sin pretensiones intelectuales y -en muchos casos- de una cursilería simplona. Vino luego la televisión. Reina y señora de una audiencia postrada a sus pies. Encantada por la magia de la imagen, casada con la palabra. Horas y horas en la pequeña pantalla, fueron quitando al libro nuevos espacios de los pocos que le quedaban. Perdió otra desigual batalla con el nuevo milagro de la tecnología, la información, el deleite, la penetración visual y la imagen a color.La lectura nunca fue un proceso de masas. Entre otras razones por el costo de los libros. Que, en el caso de la Nacional, se compensa con un ingrediente muy grato, informativo y deleitoso: la conversación con Felipe Ossa. Que es hermano fraterno de la cofradía de lectores y escritores que aún quedamos por el mundo y no hemos perdido la curiosidad intelectual: o el diálogo íntimo que se crea entre la obra y el lector. El placer especial que es la lectura de un buen libro: fiel amigo en el silencio de la alta noche. A quien hay que salvar de los peligros que lo acechan.