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Dictadura disfrazada

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, es personaje destacado en América Latina...

2 de diciembre de 2014 Por: Ramiro Andrade Terán

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, es personaje destacado en América Latina como ambicioso de siete suelas, decidido a permanecer en el poder hasta que San Juan agache el dedo. Para lograrlo, ha propuesto una fórmula: la reelección indefinida. Es decir, utilizar el voto manipulado para que sus compatriotas -en una operación fraudulenta- aprueben la reelección y él, con votaciones bien aceitadas, siga en el poder. Grotesca comedia, golpe a la democracia, intento de perpetuar en el gobierno una camarilla equivocada: la maniobra es afrentar al país vecino. Al que profesamos sinceros afecto. Debe condenarse con franco repudio de gobiernos y pueblos del Continente. Es ejemplo funesto que -si prospera- insulta a la vocación democrática de América Latina; y es maniobra dictatorial, recubierta con ropaje apropiado, para engañar incautos.No basta elogiar la democracia: hay que defenderla con hechos, con firme decisión, para asegurar su vigencia, salirle al paso a tortuosas maniobras para lesionarla, como ocurre en Ecuador, con un presidente que quiere ser Emperador. Por el sistema de reelegirse indefinidamente; y quedarse por décadas en el mando.La relación indefinida se abrió paso en tiempo más que breve: la Corte Constitucional le dio vía libre y lo hará cuantas veces Correa lo considere conveniente. Todo estaba bien planeado. El Congreso quedó autorizado para enmendar la Constitución, al gusto del presidente. No hay problema alguno: los congresistas gobiernistas tienen mayoría. La oposición está desunida y no está muy fuerte. Correa maneja los medios de comunicación como ‘Bien Público’. Con semejante aparato de intimidación y la reelección de Correa asegurada, vendrá una dictadura real. Con el disfraz de votos amañados en ‘elecciones’ que han despertado dudas en el pasado y repudio en el presente.América Latina pierde con lo ocurrido en Ecuador. Cuando parecía que el camino de una democracia limpia, clara, origina en el voto cristalino, se abría paso, llegó el presidente Correa. Con su ambición sin límites, y su camarilla regada por todo el país, el panorama alentador sufrió un golpe. A eso se agrega que tiene algún apoyo popular y en sectores empresariales lo financian y lo apoyan. No es un panorama atractivo el que se observa en esa nación tan grata a los colombianos. Lo más deprimente es que no hay movimiento unido que sea Alternativa Democrática a la dictadura disfrazada de hoy.