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Diálogo: ahora o nunca

Son incontables las veces que se han efectuado conversaciones entre Estado...

7 de julio de 2015 Por: Ramiro Andrade Terán

Son incontables las veces que se han efectuado conversaciones entre Estado y guerrilla. Fueron fracasos memorables que dejaron amarga idea: nuestro conflicto no tiene salida. Hoy se dialoga en La Habana sobre el viejo -y vital- tema de la pacificación. La nación -escéptica- recobró moderada esperanza en un resultado favorable. Que, de fracasar, no volvería a repetirse. Según lúgubre opinión de expertos internacionales en el conflicto que nos devora. Atroz dilema: Paz, o la República se desintegra. Cada quien es dueño de opinar con libertad en punto tan sensible del final del conflicto, o la continuidad al abismo. Me atrevo a pensar que -en esta ocasión- las posibilidades del acuerdo son mayores. Entre otras razones, por una muy sencilla. Esta guerra, que nos hiere en lo más íntimo, no la ganó nadie. Ni el gobierno -el actual y anteriores- logró acabar con la guerrilla. Ni los alzados en armadas se tomaron el poder, ni Timochenko se sentó en la silla de Santos. Ha sido una guerra salvaje, escenario de los peores crímenes. Cincuenta y cuatro años de matanza metódica y permanente.Paz, ahora. O catástrofe final, ineludible. Sin otra posibilidad de alcanzarla por la vía civilizada del diálogo. Que se agotará en La Habana, según fuentes de alta credibilidad. Si eso llegara a ocurrir, la fatídica situación para la patria, sería en extremo negativa. Son positivas las recientes declaraciones de los negociadores que han afirmado, que no se levantaran de la mesa hasta una conclusión final.Fue error deplorable que gobierno y guerrilla no fijaran un plazo razonable para resultado de las conversaciones. Dilatarlas indefinidamente, equivale a colocar lápida a sus propósitos. El tiempo es enemigo de una solución adecuada. En este país la tendencia a dilatar, hasta que San Juan agache el dedo cualquier acuerdo, ha sido regla y no excepción. No una: diez, treinta, veces, se ha explorado el problema y su posible solución. El asunto ha sido objeto de examen mutuo, hace largo tiempo. Es de esperar que con voluntad para una solución, el diálogo actual no sufra dilaciones que lo hagan inútil.¿Resiste Colombia, dos, cinco, diez o más años -de guerra tan destructiva e inmoral-? Por supuesto que no. Sería firmar sentencia de muerte de la República y su Democracia, conseguida con sacrificios y esfuerzos.