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Utilidades del sistema financiero

Pocas cosas producen tanto malestar a la opinión pública como examinar las...

2 de marzo de 2013 Por: Rafael Rodríguez Jaraba

Pocas cosas producen tanto malestar a la opinión pública como examinar las siderales utilidades que obtiene cada año el sistema financiero.Rendimientos anuales de $39,7 billones, nos son cifras menores y sí elocuente evidencia de la creciente concentración de la riqueza en Colombia.Es claro que el sector financiero administra altos niveles de inversión y riesgo, pero a cambio obtiene una de las mayores tasas de retorno de capital en Colombia.Si bien apalancar el desarrollo requiere de un sector financiero sólido y solvente, no es conveniente que el formidable negocio de las instituciones financieras sea en buena medida producto de la tolerancia estatal que permite el cobro de unos servicios caros y la obtención de unos márgenes abusivos de intermediación.Los negocios deben generar rendimientos suficientes para sufragar los costos, compensar la administración de los riesgos y rentar el capital, pero en las economías sanas la intermediación y prestación de servicios financieros no es el mejor negocio, y de serlo se convierte en una actividad lesiva a la productividad que contrae el sector real, desestimula el trabajo y niega el crecimiento.Si bien el Estado debe ser respetuoso del mercado, de la iniciativa privada y de la libertad de asociación empresarial, no puede ni debe ignorar, y menos tolerar, prácticas abusivas que envilecen la economía.El mercado financiero en Colombia desde hace mucho tiempo está desbordado, pero el Estado no lo reconoce. Los gobiernos por temor a mostrarse intervencionistas, esperan, esperan y esperan, y terminan siendo complacientes con los abusos. Esta permisibilidad ha ido acostumbrando al usuario a la indefensión y la resignación, pues las respuestas del Estado a sus quejas generalmente son inocuas o causan hilaridad.Es obligación perentoria del Estado intervenir el mercado cuando los precios no son el resultado de la libre interacción de la oferta y la demanda, y en el mercado financiero colombiano la oferta tiene una posición articulada y dominante que le permite colocar todas las condiciones mientras que la demanda debe acogerlas sin opciones ni alternativas.Los servicios financieros están reglados por normas que se remontan a 1918, y que en teoría, se fundamentan en una ecuación que privilegia la equidad y busca equilibrar la confianza y los beneficios entre usuarios y prestadores del servicio. Pero en la práctica, la relación entre clientes y establecimientos financieros es notoriamente desigual. Los servicios que se prestan, en la mayoría de los casos, están reglados por ‘contratos por adhesión’, o sea por acuerdos impositivos en que una de las partes pone todas las condiciones y la otra debe allanarse a cumplirlas.Muchos creen que los abusos en que incurren las instituciones financieras se reducen a los exorbitantes costos de los servicios que prestan, cuando en realidad la mayoría de ellos son invisibles para los ciudadanos y ocurren por complacencia de la ley o por tolerancia de las autoridades.Empiezo a perder las esperanzas, que en Colombia haya alguien capaz de instrumentar una verdadera reforma económica; lo triste es saber que no sólo es posible sino relativamente fácil, pero falta valor y decisión para hacerlo. De eso hablaremos en otra columna.Los abusos en el mercado no son por fallas de la ciencia, son por ausencia de virtud.