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Revocatoria contra Petro

Que sí, que no, que tal vez. Petro, como si fuera esquizofrénico,...

30 de junio de 2013 Por: Rafael Nieto Loaiza

Que sí, que no, que tal vez. Petro, como si fuera esquizofrénico, cambia de opinión todos los días sobre el referendo que un grupo de ciudadanos impulsa para revocar su mandato. Si un día acusa de un “enorme fraude” a quienes quieren moverle la silla, al otro dice que renuncia a los recursos legales contra la decisión de la Registraduría que avala las firmas para la convocatoria y al siguiente se echa para atrás de nuevo y sostiene que nombrará grafólogos para la revisión de las mismas, como se lo autorizó el Tribunal Administrativo de Cundinamarca. Un proceso que, por cierto, genera mucha incertidumbre porque no es para nada claro cómo se van a verificar las 630 mil firmas que entregaron quienes pretenden la revocatoria. ¿Contra la de la cédula de ciudadanía y que está en el Archivo Nacional de Identificación? Ahí sí apague y vámonos, porque no hay un adulto que hoy firme como lo hacía cuando tenía 18 y sacó por primera vez su cédula. El referendo revocatorio es un mecanismo de participación política consagrado en la Constitución de 1991 que otorga el derecho político a los ciudadanos para terminar el mandato de un gobernante que eligieron, siempre que haya transcurrido al menos un año desde la posesión del funcionario. Para que proceda, se requiere que solicite la revocatoria un número no inferior al 40% de los votos que sacó el alcalde, en este caso 288.524 ciudadanos (Petro obtuvo 721.308 votos). La Registraduría ha reconocido la validez de más de 357 mil firmas de las presentadas. Ahora bien, convocado el referendo se requiere la aprobación de la mitad más uno de los votantes, siempre que vote al menos un número igual al 55% de quienes lo hicieron el día en que se eligió al alcalde. En el caso de Petro, para que prospere la revocatoria se necesitan que participen en el referendo algo más de 1.200.000 ciudadanos y que la mitad más uno de quienes lo hagan voten por la salida del Alcalde. En la última encuesta de Gallup, el 79% de los posibles votantes lo haría por sacar a Petro. Pero solo dice estar dispuesto a salir a votar el 52%. Es decir, no se alcanzaría el umbral. Por eso entre los progresistas hubo fiesta cuando se enteraron que la Corte Constitucional había devuelto al Congreso, cambiando una vez más su jurisprudencia, una ley que bajaba el umbral de las revocatorias del mandato al 40%. ¿Hubo consideraciones políticas en esa decisión? Con estas cortes nuestras…Como sea, ahí va a estar la batalla principal. Está fuera de discusión el apoyo mayoritario de los votantes para revocar a Petro, pero no es claro para nada si se alcanzará el umbral. Para que triunfe la revocatoria se necesita que salgan a votar cerca del 78% de quienes votaron por candidatos distintos a Petro en el 2011. Y no va a ser fácil moverlos. Si el día de las elecciones se pone en marcha toda la maquinaria política y la competencia introduce un conjunto de estímulos de todo tipo a los votantes, en el de la revocatoria ello no va a ocurrir. Además, la orden del petrismo a sus seguidores será el de abstenerse. Ya lo han anunciado. Es posible, entonces, que Petro se mantenga en su puesto. Con todo, en cualquier caso saldrá derrotado. No es lo mismo que se hunda un referendo constitucional como el de Uribe por no alcanzar el umbral, a que por la misma razón no prospere el revocatorio contra Petro. Novecientos mil o un millón de votos contra él serán una carga enorme, aunque en Colombia no haya muertos políticos.

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