El pais
SUSCRÍBETE

Por una Colombia sin crimen

No podemos resignarnos a vivir en esta espiral interminable de violencia.

19 de septiembre de 2021 Por: Vicky Perea García

La seguridad se está deteriorando a pasos agigantados. No es un problema de percepción. Las cifras lo demuestran: a junio llevábamos 6220 homicidios y se prevé que superaremos con mucho los asesinatos del 2019, además, el año pasado se produjo más cocaína que nunca en la historia, 1228 toneladas.

La respuesta estatal ha sido frágil y equívoca. El gobierno ha continuado, sin cambios estratégicos, las mismas políticas en materia de seguridad y lucha contra el narcotráfico de la segunda administración de Santos.

El ejercicio de la autoridad es débil y se muestra proclive a transar con los grupos violentos a quienes no solo no se les castiga sino que se les premia con beneficios políticos y económicos.

La legislación penal es excesivamente favorable para el delincuente y, para rematar, el sistema de administración de justicia no opera con eficacia: lo que lleva a que la impunidad sea del 94%.

El sistema penitenciario y carcelario es débil y altamente corrupto, las cárceles insuficientes y muchas indignas, y, sin duda, no cumplen la función de resocialización que deberían.

La vida civilizada exige la certeza de que se llegará sano y salvo a casa. Tenemos que ponernos como meta una sociedad sin crimen.

Para ello es indispensable:

a) Rescatar la voluntad de vencer a los violentos.

b) Restablecer los mecanismos de cooperación ciudadana con las Fuerzas Armadas y la Policía.

c) Fortalecer la Fuerza Pública, en especial su capacidad aérea y helicotransportada y los aparatos de inteligencia y contrainteligencia.

d) Recuperar el pie de fuerza policial (desde el 03 de septiembre del año pasado, en virtud de una sentencia del Consejo de Estado, 32.000 policías han pedido el retiro y 27.000 más pueden hacerlo hasta el 2024).

e) Invertir en tecnología e inteligencia artificial contra la delincuencia en los centros urbanos.

f) Quebrarle, de una vez por todas, el espinazo al narcotráfico.

g) Establecer una política pública contra el homicidio.

h) Sin caer en populismo normativos, revisar la legislación penal y establecer mecanismos de sanción efectiva a la reincidencia.

i) Adelantar la gran reforma a la Justicia que urge y es indispensable.

j) Superar la discusión sobre el sí y el no en el plebiscito y examinar desideologizadamente lo que funciona y lo que no funciona del pacto con las Farc y corregir lo que sea necesario.

Nada de ello, sin embargo, será suficiente si no construimos una ética de profundo respeto a la vida, la libertad y la propiedad de los otros, una ética de esfuerzo, trabajo y sacrificio, una ética que premie a quien respeta la ley y sancione severamente a quienes la violan y a los corruptos, una ética que recupere la enseñanza de valores cívicos y democráticos.

Tenemos que ser capaces. No podemos resignarnos a vivir en esta espiral interminable de violencia.

Sigue en Twitter @RafaNietoLoaiza

AHORA EN Rafael Nieto Loaiza