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¿Por qué ahora?

Es curioso que el Gobierno haya decidido publicar los acuerdos firmados con...

28 de septiembre de 2014 Por: Rafael Nieto Loaiza

Es curioso que el Gobierno haya decidido publicar los acuerdos firmados con las Farc en estos momentos. Antes se había negado a darlos a conocer. No parece haber razón clara para cambiar de posición. Ni siquiera lo hizo con ocasión de las elecciones, cuando el asunto estaba en el corazón del debate. ¿Pero por qué se movió ahora el Gobierno para romper la confidencialidad que había sido tan cuidadosamente preservada? Si se trataba de disipar “rumores”, ya de la Calle había difundido por todos los medios un documento donde fijaba su posición sobre lo que llamó “los mitos” del proceso. Ahora ha dicho que “ha habido filtraciones de los acuerdos que han contribuido a confundir aún más a la opinión”. ¿Pero cuáles fueron esas filtraciones? ¿Quién las hizo? El jefe negociador no dijo nada cuando se lo preguntaron. Puesto que la izquierda cerró filas con Santos en este tema, pudiera pensarse que fue la oposición del Centro Democrático la que obligó a aclarar dudas divulgando los contenidos firmados con las Farc. Pero la atención del presidente Uribe y de los congresistas del CD ha estado centrada en los debates parlamentarios y en los proyectos de reforma política del gobierno y del mismo CD. Tampoco fue que en los medios se hubiera levantado una ola de especulaciones sobre las negociaciones. De hecho, los grandes medios nacionales han sido poco críticos y nada inquisitivos con La Habana. Algunos incluso parecen más bien escritos o editados en Casa de Nariño. Y si ello no fuera suficiente, en estos días está de moda el “soy capaz”, la campaña del Gobierno que ha sido impulsada por Bruce MacMaster como si fuese suya y que ningún empresario de peso se atreve a cuestionar por temor a las represalias del Gobierno.De manera que, ¿cuál fue el detonante para semejante cambio de posición? La “paz” no estaba en el centro de la coyuntura. Excepto que, de nuevo, los negociadores gubernamentales estén tan preocupados por la polarización política, según lo confesara el mismo de la Calle, que creyeran que hay que empezar desde ya con la campaña por el sí a los acuerdos.No creo, sin embargo, que el asunto sea sencillo. Por un lado, porque el gobierno aun no ha dicho si lo publicado corresponde efectivamente a todos los acuerdos alcanzados. Por el otro, porque en los tres puntos del acuerdo general que se han discutido hay 28 temas sustantivos que fueron congelados, aplazados hasta nueva ocasión. Es lo que sostiene Tony López, politólogo cubano experto en estos temas de las Farc: 10 en el tema de tierras, 14 en el de participación política y 4 en el de narcotráfico. Y no son asuntos cualesquiera. Algunos son sustantivos. Finalmente, porque los asuntos gruesos siguen pendientes. Son cruciales tanto para las Farc como para la opinión: ¿Pagarán pena privativa de la libertad, así sea por pocos años, los criminales de guerra y de lesa humanidad de la guerrilla o quedarán en la impunidad? ¿Podrán los responsables de crímenes internacionales de las Farc aspirar a cargos de elección popular? ¿El gobierno buscará que el narcotráfico sea tratado como un crimen conexo con los “delitos políticos” y en consecuencia los narcos de la guerrilla no podrán ser extraditados? ¿La guerrilla tendrá que entregar los dineros y bienes adquiridos en su actividad criminal, es decir, todos, y ellos se usarán para reparar a las víctimas? ¿O toda la reparación vendrá de nuestros bolsillos y los guerrilleros lavarán su dinero con los acuerdos? ¿Y se definirá un mecanismo democrático de refrendación de lo pactado o se le torcerá el cuello a la Constitución para preguntar solo si se aprueba en bloque todo lo acordado?

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