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Glifosato

Tres años casi sin reanudar la aspersión con glifosato. El gobierno, por fin, tiene una hoja de ruta para hacerlo con el decreto 380 expedido esta semana. Ojalá la cumplan y rápido.

18 de abril de 2021 Por: Vicky Perea García

En el 2013 había 48.000 hectáreas sembradas de coca, en el 2019 teníamos 154.000, tres veces más. En el mismo período la producción de coca se cuadruplicó, de 290 toneladas a 1137.

Como consecuencia, el conflicto armado sigue vivo, el jefe negociador de las Farc y su segundo, ‘Márquez’ y ‘Santrich’, se devolvieron al monte a seguir traficando, y la violencia homicida en el 2019 fue mayor que en el 15, antes del pacto de Santos con las Farc.

Vivimos en un mar de coca y sin aspersión aérea con glifosato no podremos detener la inundación.

En realidad no hay alternativa. Así lo demuestran las cifras de crecimiento de narcocultivos desde que se suspendió la aspersión aérea.
Además la erradicación manual es mucho más lenta, costosa, ineficiente y, sobretodo, peligrosa. Entre 2010 y 2019, 126 personas murieron en tareas de erradicación manual y 664 más resultaron gravemente lesionadas.

La Corte Constitucional sostuvo que, en virtud del principio de precaución, había que suspender la aspersión aérea con glifosato por sus eventuales riesgos para la salud.

Para eso se basó en que la Iarc clasificó el glifosato en la lista 2A, como “probablemente cancerígeno para los seres humanos”, sosteniendo que hay pruebas “no concluyentes” de que puede causar linfoma de No Hodgkin.

El glifosato es, de lejos, el herbicida más usado en el mundo, se vende desde 1974 en casi todo el planeta, incluyendo Canadá, Estados Unidos, Japón y la Unión Europea, y en esos países ha sido evaluado y aprobado su uso, una y otra vez, por sus autoridades ambientales y de salud.

No hay razón para pensar que esas autoridades no han sido juiciosas en sus evaluaciones o que tengan motivos para no proteger su medio ambiente o la salud de sus habitantes.

En Colombia no hay ningún estudio sobre los casos de linfoma de No Hodgkin y su eventual relación con el herbicida.

La decisión de la Corte Constitucional fue claramente política. Si le importara la salud de los colombianos ya se hubiera pronunciado sobre los otros 82 agentes que están en la lista 2A junto con el glifosato o hubiera dicho algo sobre los 120 agentes que están en el grupo 1 sobre los que hay pruebas inequívocas de que son carcinógenos. El silencio ha sido total.

Usamos diez millones de litros anuales de glifosato. 450.000 son para la coca. El 95,5% se aplica en toda clase cultivos lícitos, entre ellos, banano, cacao, café, flores, frutales y hortalizas, y palma.

Para quienes dicen que el problema no es el glifosato sino la aspersión aérea, hay que recordarles que así se aplica en el arroz y la caña, por ejemplo.

Tres años casi sin reanudar la aspersión con glifosato. El gobierno, por fin, tiene una hoja de ruta para hacerlo con el decreto 380 expedido esta semana. Ojalá la cumplan y rápido.

Sigue en Twitter @RafaNietoLoaiza

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