Uribito, el prisionero
Inevitable hablar del exministro Uribito, quien venía al Valle (Cali, Palmira, Buga)...
Inevitable hablar del exministro Uribito, quien venía al Valle (Cali, Palmira, Buga) a congresos agrícolas y sobre su camisa una camiseta que decía: No al despeje de Pradera y Florida. Esas dos ciudades las Farc las exigían libres y despejadas para empezar a conversar, años atrás, con el gobierno de Álvaro Uribe, Carlos Holguín Sardi, Carolina Barco y Juan Manuel Santos.Han llovido rayos y centellas sobre el exministro, padre de una hijita de cuatro meses y otra de tres años. Desterrado 16 años de la política. Su desgracia fue un subsidio donde benefició a la bella actriz Valerie Domínguez, que sabía de moda francesa Chic, pero nada de palma africana.Tomen nota de juego limpio: Daniel Samper Pizano, el domingo, en su columna de El Tiempo, afirmó que Uribito no está acusado de recibir millonario soborno o un apartamento, como otros, en Miami. Daniel, lo saben, es incansable crítico del uribismo. León Valencia, columnista de Semana, graduado en antiuribismo, también aclaró que no acusan a Uribito de robar dinero público o recibir ají.Daré una opinión frivolísima sobre Francia. A ellos, los inteligentes franchutes, les hace bien en la política y en las páginas sociales que la bella Carla Bruni sea la esposa del mandante Niko Sarkozy. Ella es elegante, bellísima, 44 años, políglota, millonaria y sabe más de Marcel Proust que Óscar Lopez Pulecio, Manuel Lago y Óscar Gerardo Ramos que sí leyeron En busca del tiempo perdido.Se lució Carla Bruni en la película París a Medianoche, la dirigió Woody Allen. Ella le pilló la onda snob y burlona de la película al judió talentoso, del que mi amiga bugueña Ximena Acevedo ha visto todas sus películas. Yo he repetido Anny-Hall y Manhatan. Vean París A Medianoche, verán los años cuarenta con Dalí, Picasso y el Moulan Rouge. Veánla.No lo escondo, la revista Cromos, circulando, y su director, Jairo Dueñas, me entrevistó con éste título: Poncho Renteria, un escritor de peluquería. Si, no escribo para los cultos expertos en Proust, Sartre, Althusser, Lacan o mi profesor y semiólogo Jesús Martín-Barbero. Dimos reversa a la memoria: el colegio, luego marinero, soldado de artillería, vendedor de Carvajal & Cía., editor de libros, residente en Moscú, en Cambridge, llavería de Pardo-Llada; hermano de millonario veloz, juicioso parlamentario, comentarista de televisión y columnista de El Tiempo, El País, Aló, La Nación y Oye Cali. Seis fotos con suéter rojo y una frase: Por mi inteligencia, lecturas, disciplina y suerte, me gané un puesto en el sol de Bogotá. Vuelvan a Uribito que sigue, como diría Pardo Llada, en el huracán de la noticia.