Julio Mario, la leyenda

El personaje es Julio Mario Santo Domingo, la leyenda, el mito. La vida le dio una pinta espectacular, regia estatura, una risa muy agradable, un acento caribe con bogotano porque estudió en el Gimnasio Moderno. Hablaba cuatro idiomas sin acento; hijo de multimillonario, gran golfista, gran tenista, gran charlista. Una ‘nana’ germánica lo educó en su casona del Alto Prado y en USA aprendió finanzas, historia, política internacional. Fue embajador en China y, por supuesto, se volvió un experto en el coloso chino y su tránsito al capitalismo. Lo conoció mucho su asistente personal en la presidencia de Bavaria, Gloria Echeverri Delgado, hoy feliz turista por países exóticos, gran jugadora de bridge y gocetas residente en Cali leyendo novelas de Francoise Sagan.Ella me llamó diciéndome: “Me duele mucho, se murió mi tutor, mi consejero, don Julio Mario, a quien le debo tanto”. Yamid Amat, Pablo Laserna, Ivonne Nicholls y Gloria fueron testigos cuando él ordenó que yo trabajara en Caracol televisión y cuando me dio oxígeno económico para mis campañas de parlamentario. Por costeño, gozaba el corrillo de charlistas, los runrunes del periodismo, la política, el fútbol y el ‘circo nacional’.Para miles de mujeres fue el “tipo más churro del universo”. Julio Mario Santo Domingo multiplicó la herencia que le dejó su padre; fue exitoso empresario en Francia, España, Portugal, Estados Unidos y Rusia. Como dueño, dirigió empresas delicadas como Avianca, Caracol Radio, Caracol Televisión, Cine Colombia y 87 más. En Cali tuvo especial afecto por la familia Lenis; su primo hermano Roberto Pumarejo es el esposo de la matemática caleña Lili Scarpetta.Su hijo Alejandro me contó hace cuatro años que él seguía madrugando a jugar tenis y de allí seguía a su oficina, al 486 de Park Avenue, a lo que más le gustaba: dar línea financiera, leer los diarios políticos, los financieros y hablar por teléfono con sus amigos. Su Fundación Santo Domingo es ejemplar, allí preparan a miles de artesanos.El teatro que regaló a Bogotá es espectacular. Julio Mario lo llamaban sus amigos, digo Oscar de la Renta, Mario Laserna, Roberto Pumarejo, Belisario y García Márquez. Era culto en política, tanto que Kissinger fue su amigo y huésped en Barú varias veces. Igual Barbara Walters y Carlos Fuentes. Lo jodió mucho que, hace 23 meses, su hijo ‘Junior’, se muriera a los 52 años. A Julio Mario lo admiré mucho. Afortunado: le dieron pinta, plata, alegría, idiomas, regio pelo y resultó buen bailarín. Y creó veinte mil empleos y sirvió mucho a su país.