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La sal se corrompe

Los señalamientos sobre la posible participación de Márquez y otros jefes de las Farc en el delito de narcotráfico, hacen que se abra paso a la creencia de que “permitir la extradición de ‘Santrich’, es permitir el fin del proceso con las Farc”. Y los magistrados de la JEP han caído en la trampa.

3 de marzo de 2019 Por: Pedro Medellín

Un durísimo golpe ha recibido la JEP, al ser capturado en flagrancia uno de los fiscales de la Unidad de Investigación y Acusación, Carlos Bermeo, en compañía de un exsenador y dos personas más, recibiendo cuarenta mil dólares como parte de los 500 mil que habría acordado para impedir la extradición de ‘Jesús Santrich’ a los Estados Unidos.

Según la prensa, el fiscal Bermeo habría dado “un ultimátum a sus interlocutores advirtiendo que si no tomaban una decisión rápida, sería demasiado tarde, y ya no podría intentar beneficiar a ‘Jesús Santrich’ en su trámite de extradición”. Al parecer, se encontraba muy molesto con el retraso en un pago que debían hacer por cumplir con esa tarea.

Este hecho de corrupción golpea al corazón de la JEP. La responsabilidad que un juez de Nueva York le atribuye a ‘Santrich’ en la comisión del delito de narcotráfico después del 1 de diciembre de 2016, pone sobre la mesa el incumplimiento por parte de un sector de los jefes de las Farc de los acuerdos suscritos con el Gobierno. No de otra manera se explica por qué, once días después de la captura de ‘Santrich’ y dos de que su sobrino Marlon Moreno quedara en manos de la DEA, el jefe del equipo negociador, ‘Iván Márquez’, salió con rumbo al Caquetá argumentando “en atención a la situación y mientras se tienen mayores claridades sobre lo que se sigue”.

Los señalamientos sobre la posible participación de Márquez y otros jefes de las Farc en el delito de narcotráfico, hacen que se abra paso a la creencia de que “permitir la extradición de ‘Santrich’, es permitir el fin del proceso con las Farc”. Y los magistrados de la JEP han caído en la trampa.

Desde la petición hecha a la Sección de Revisión del Tribunal para la Paz de la JEP para “evaluar la conducta atribuida para determinar la fecha precisa de su realización y decidir el procedimiento apropiado”, hasta la inexplicable pérdida de la carta en que la JEP solicitaba a las autoridades judiciales de los Estados Unidos las pruebas del delito cometido por ‘Santrich’, todo ha sido dilación y bloqueo a la solicitud de extradición del exjefe guerrillero a los Estados Unidos. Incluso pasando por cambios en las reglas de juego legal que le confieren más ventajas al exguerrillero. Por ejemplo, si la Sala de Revisión (que se había definido como instancia de cierre en los acuerdos de la Habana), considera que puede ser extraditado, ‘Santrich’ podría recurrir ante la Sección de Apelaciones de la JEP la que confirme o revoque la decisión al respecto.

Ahora, la captura del Fiscal de la Unidad de Investigación y Acusación de la JEP siembra una gran duda sobre la legalidad de los cambios normativos, procedimentales y de las actuaciones de los funcionarios públicos en el caso. ¿Los cambios en las apelaciones sólo sirven al propósito de ofrecer más garantías a las víctimas o a los victimarios? ¿No sería que la carta de la JEP enviada por el Ministerio de Justicia a los Estados Unidos, no se extravió por un mal procedimiento, sino por un acto intencional para impedir su llegada a los Estados Unidos?

La sombra de la corrupción se extiende sobre otros organismos del Estado infiltrados para impedir la extradición de Santrich. Las dudas sobre la interferencia de los corruptos debilita todavía más la legitimidad de la JEP como instancia capaz de tramitar, de manera imparcial y efectiva, los procesos que van a garantizar el castigo a los responsables de los crímenes de lesa humanidad, cometidos con ocasión del conflicto armado.

Al presidente Duque no le queda otro camino que objetar por inconveniencia algunos artículos de la ley estatutaria que regula la JEP.

Una vez más el pasaje bíblico que permite entender a la justicia como la sal de la tierra: “Sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres”. Si la sal se corrompe es la perdición de los pueblos.